Justo era lo que había querido explicarle su paje, pero no le dejó.
El manual de instrucciones decía que "El hábito no hace al monje". Que el traje no le iba a aportar nada que no tuviera el mismo.
Solo que nunca se enteraría porque tenía una corte de aduladores que le festejaban continuamente mientras se burlaban a sus espaldas y se aprovechaban de todas sus riquezas con verdadera desvergüenza.
El segundo mandatario del reino era quien usurpaba el poder del rey y quien mandaba realmente.
El manual de instrucciones decía que "El hábito no hace al monje". Que el traje no le iba a aportar nada que no tuviera el mismo.
Solo que nunca se enteraría porque tenía una corte de aduladores que le festejaban continuamente mientras se burlaban a sus espaldas y se aprovechaban de todas sus riquezas con verdadera desvergüenza.
El segundo mandatario del reino era quien usurpaba el poder del rey y quien mandaba realmente.
Y la culpa de todo aquel desguisado era de él mismo por despreciar y apartar de su lado a quien realmente le quería, le aconsejaba con sabiduría y sentido común.
Porque este emperador, de sentido común andaba muy mermado. Se pavoneaba de su excelencia envuelta en halagos improcedentes que se creía a pies juntillos porque quería, pero no era así en absoluto.
Y mientras vivía el engaño de su vida, otros disfrutaban de sus propiedades plenamente, en incluso de sus afectos mas queridos. Y él no se enteraba de nada en medio de si anodina vida.
Porque este emperador, de sentido común andaba muy mermado. Se pavoneaba de su excelencia envuelta en halagos improcedentes que se creía a pies juntillos porque quería, pero no era así en absoluto.
Y mientras vivía el engaño de su vida, otros disfrutaban de sus propiedades plenamente, en incluso de sus afectos mas queridos. Y él no se enteraba de nada en medio de si anodina vida.