Ya entrada la noche, la luna que miraba de reojo a German, vió como el pobre muchacho, estaba aterido de frio, y se compadeció de él. La luna fue asomando su rostro, muy sigilosamente, hasta alcanzar toda su plenitud.
German no daba crédito, a lo que estaba viendo, La luna resplandecía como nunca la había visto brillar, y se dio cuenta que la bella Catalina, pués así se llama la luna, no dejaba de mirarle.
German, sin perder tiempo, cogió sus pinceles y empezó ha pintar en el lienzo, a la bella Luna, pero....
German no daba crédito, a lo que estaba viendo, La luna resplandecía como nunca la había visto brillar, y se dio cuenta que la bella Catalina, pués así se llama la luna, no dejaba de mirarle.
German, sin perder tiempo, cogió sus pinceles y empezó ha pintar en el lienzo, a la bella Luna, pero....