SE PASÓ EL TREN DE LA FELICIDAD...

SE PASÓ EL TREN DE LA FELICIDAD
Aquel hombre cargado de años se le pasó su época de poder ser feliz, según él comentaba. En sus años jovenes solo se dedicó a ponerse el mismo trabas, para encontrar una mujer que le atendiera y le hiciera feliz, más nunca se preocupó, tenía a su madre que era para el hogar una perfecta ama de casa, y todos los problemas los tenía solucionados, su padre había fallecido, dejándole una buena fortuna en fincas de labranza, y su madre empezó a estar cada día más enferma, al tener más de ochenta años, entonces este hombre con cincuenta años empezó a pensar que le vendría bien el estar casado, hizo sus cuentas y pensaba que si fallaba su madre encontraría alguna mujer que le agradaría ser su esposa, Su madre aguantó enferma hasta cuatro años, más una mañana de esas de niebla del otoño, la buena mujer fallecía, dejando a su hijo sin saber freír un huevo como el mismo decía, Su madre se marchó de esta vida, más el hijo empezó a cavilar su futuro, incluso pensó en limitar su vida, pero le parecía un abismo imposible de cruzar, En sus noches de soledad absoluta, empezó a pensar en casarse con alguna mujer soltera, más era difícil encontrar en aquellos pueblos alguna mujer que fuera buena esposa, y tan solo encontraba alguna mujer viuda ya mayor, Este hombre pensó que el tren de la felicidad había pasado de largo, aunque en su pueblo no existía el ferrocarril, tan solo encontró a una señora mayor que quiso trabajar en su casa, para tratar de hacerle las comidas y tener su domicilio un poco curioso y limpio. Cosa que el agradecía, y cuando alguien de su pueblo le comentaba su soltería, el hombre contestaba con el mismo eslogan, diciendo, “se me paso el tren de la felicidad de largo, solo me quedé en la estación esperando al siguiente tren, pero anularon la vía de ese recorrido”. Y así continuo todo el resto de su vida, hasta que un buen día del otoño casi invierno, dijo adiós a su vida en esta tierra. G X Cantalapiedra.