Diario16. El diario de la Segunda Transición
Diario16. El diario de la
OPINIÓN
El globo Ayuso se desinfla
por
Vicente Mateos Sainz de Medrano
15 de febrero de 2023
Cuando desde el poder se desprecia la legítima y justificada protesta de cientos de miles de personas en la calle, por dos veces en un mes, para expresar el hartazgo de sentirse engañados porque les están robando un derecho para convertirlo en un negocio privado; se olvidan las lecciones de la historia que demuestran que el poder se tambalea, y se pierde, cuando no se atienden las demandas de la mayoría social en movimiento.
Motejar de protesta política las reivindicaciones de los profesionales de la sanidad pública, pone al descubierto el desconocimiento de Ayuso, sobre el sentido de la política que no es otra cosa que negociar con la realidad; por eso la política está en todo acto social, y más cuando se reclaman derechos legítimamente adquiridos, como el de tener una buena sanidad pública. Denostar la protesta ciudadana con el calificativo de política, refleja el carácter autoritario, antidemocrático, de quien cree que el poder es suyo y puede hacer con él lo que le venga en gana. En este caso, entregar la sanidad pública al sector privado por tres vías: con recortes sistemáticos del presupuesto que impide nuevas contrataciones y mejorar los salarios; pagando a precio de oro el traslado de pacientes a hospitales privados por la saturación de los públicos y las listas de espera, al degradar interesadamente la atención primaria; y cediendo la gestión de hospitales construidos con dinero público a empresas privadas.
Los ciudadanos ya le han tomado el número a Ayuso, cuyo discurso estrambótico, por irracional y sinsentido, que pudo hacer gracia y sorprender en un primer momento; ya no tiene ningún efecto social una vez comprobado que es un trampantojo que oculta lo que se hace por detrás: recortar la sanidad, la educación y los servicios sociales públicos, para dejar en mínimos el estado del bienestar que tanto ha costado establecer. Y cuando la verdad que se oculta queda al descubierto, comienza de manera indefectible el camino hacia la pérdida del poder: ¡mi tesoro!
Ayuso ya no engaña a nadie con sus mentiras repetidas, secundadas por su jefe de filas, Feijoo, al afirmar que el Gobierno no hace nada por la sanidad, cuando en esta legislatura se han convocado 65.000 plazas para profesionales sanitarios en la sanidad pública, y se ha aumentado el presupuesto año tras año. Hoy, por fortuna, el panorama, el contexto social, es muy diferente al que la elevó a los altares de la Puerta del Sol en unas elecciones convocadas, por su voluntad, cuando llevaba un año escaso en el poder y aún se sabía poco de su pelaje político; aprovechando que los ciudadanos salíamos del confinamiento por mor del Covid, en los que caló su oportunista mensaje de libertad.
Hoy, ese oportunismo populista va a la baja entre la ciudadanía como vienen demostrando en las calles: caída en la que Ayuso abunda, por falta de meninges, cuando de manera ruin manda a sus dos lacayos más fieles, su Vicepresidente y su Consejero de Sanidad, que salgan a la palestra pública para, de manera perversa, dar la vuelta al emotivo mensaje de la viuda de Carlos Saura a favor de la sanidad pública, cuando recibió el Goya de honor a su marido. Actitud vil y rastrera que ahonda en la pérdida del aire del globo que la aupó a un protagonismo que nunca debe merecer quien demuestra, cada vez que abre la boca, su poco conocimiento democrático, su falta de cultura general, su irracionalidad discursiva y, casi lo peor, una chulería barriobajera rancia que no representa a la sociedad madrileña del siglo XXI: que, además, genera anti madrileñismo.
Diario16. El diario de la
OPINIÓN
El globo Ayuso se desinfla
por
Vicente Mateos Sainz de Medrano
15 de febrero de 2023
Cuando desde el poder se desprecia la legítima y justificada protesta de cientos de miles de personas en la calle, por dos veces en un mes, para expresar el hartazgo de sentirse engañados porque les están robando un derecho para convertirlo en un negocio privado; se olvidan las lecciones de la historia que demuestran que el poder se tambalea, y se pierde, cuando no se atienden las demandas de la mayoría social en movimiento.
Motejar de protesta política las reivindicaciones de los profesionales de la sanidad pública, pone al descubierto el desconocimiento de Ayuso, sobre el sentido de la política que no es otra cosa que negociar con la realidad; por eso la política está en todo acto social, y más cuando se reclaman derechos legítimamente adquiridos, como el de tener una buena sanidad pública. Denostar la protesta ciudadana con el calificativo de política, refleja el carácter autoritario, antidemocrático, de quien cree que el poder es suyo y puede hacer con él lo que le venga en gana. En este caso, entregar la sanidad pública al sector privado por tres vías: con recortes sistemáticos del presupuesto que impide nuevas contrataciones y mejorar los salarios; pagando a precio de oro el traslado de pacientes a hospitales privados por la saturación de los públicos y las listas de espera, al degradar interesadamente la atención primaria; y cediendo la gestión de hospitales construidos con dinero público a empresas privadas.
Los ciudadanos ya le han tomado el número a Ayuso, cuyo discurso estrambótico, por irracional y sinsentido, que pudo hacer gracia y sorprender en un primer momento; ya no tiene ningún efecto social una vez comprobado que es un trampantojo que oculta lo que se hace por detrás: recortar la sanidad, la educación y los servicios sociales públicos, para dejar en mínimos el estado del bienestar que tanto ha costado establecer. Y cuando la verdad que se oculta queda al descubierto, comienza de manera indefectible el camino hacia la pérdida del poder: ¡mi tesoro!
Ayuso ya no engaña a nadie con sus mentiras repetidas, secundadas por su jefe de filas, Feijoo, al afirmar que el Gobierno no hace nada por la sanidad, cuando en esta legislatura se han convocado 65.000 plazas para profesionales sanitarios en la sanidad pública, y se ha aumentado el presupuesto año tras año. Hoy, por fortuna, el panorama, el contexto social, es muy diferente al que la elevó a los altares de la Puerta del Sol en unas elecciones convocadas, por su voluntad, cuando llevaba un año escaso en el poder y aún se sabía poco de su pelaje político; aprovechando que los ciudadanos salíamos del confinamiento por mor del Covid, en los que caló su oportunista mensaje de libertad.
Hoy, ese oportunismo populista va a la baja entre la ciudadanía como vienen demostrando en las calles: caída en la que Ayuso abunda, por falta de meninges, cuando de manera ruin manda a sus dos lacayos más fieles, su Vicepresidente y su Consejero de Sanidad, que salgan a la palestra pública para, de manera perversa, dar la vuelta al emotivo mensaje de la viuda de Carlos Saura a favor de la sanidad pública, cuando recibió el Goya de honor a su marido. Actitud vil y rastrera que ahonda en la pérdida del aire del globo que la aupó a un protagonismo que nunca debe merecer quien demuestra, cada vez que abre la boca, su poco conocimiento democrático, su falta de cultura general, su irracionalidad discursiva y, casi lo peor, una chulería barriobajera rancia que no representa a la sociedad madrileña del siglo XXI: que, además, genera anti madrileñismo.
Para globos y políticas herradas ya hay bastantes en España, con el Gobierno Central.
Sobre la Economía de España, la izquierda, sigue silenciosa.
Sobre la Economía de España, la izquierda, sigue silenciosa.
Erradas o herradas. Depende.