Esto circula por email y es para pensar.
El efecto mariposa.
El carpintero metálico, tipo fornido y de brazos bronceados por las chispas que genera la
soldadora eléctrica, se alegra de la medida que ha tomado su Presidente Zapatero.
El camarero autónomo, dueño de un bar de barrio, hombre sacrificado y eficiente en la
ardua tarea de regentar su negocio, celebra que el Gobierno baje el sueldo de los
funcionarios.
La dependienta de Zara, a quien el uniforme negro queda tan bien, aplaude los recortes
que el Ejecutivo piensa llevar a cabo en las retribuciones de los empleados públicos,
mientras menea el culito entre prendas y clientes.
El dueño del gimnasio de la esquina, joven emprendedor, tan aficionado al deporte como
a las agujas, dice que ya era hora de que se metiera mano a esa panda de vagos y
caraduras.
La cajera del supermercado -hartita de trabajar dentro y fuera de su casa- es de la misma
opinión que el señor que en esos momentos está pagando, un jubilado de la Europapel
que no aprueba que se congelen las pensiones pero sí que se disminuya el salario de los
funcionarios.
Antonio, el frutero, que se levanta todos los días a las cinco de la mañana para ir a la
lonja, explica a la Rafi, la de la papelería, mientras le pesa las manzanas fuji, que esto lo
tenía que haber llevado a cabo el Gobierno hace mucho tiempo, que por culpa de lo que se
ha venido gastando en todos esos parásitos no productivos que son los empleados
públicos, nos vemos como nos vemos...
El funcionario regresa andando a su casa tratando calibrar cómo le va a afectar el recorte
de su salario y de qué manera puede minimizar el impacto que el mismo va tener en su
economía doméstica. Piensa que lo primero que va a desechar son los gastos inútiles; así,
decide que el mes que viene no irá al gimnasio de la esquina: sale más barato correr en el
parque y, además, es más sano. Los abdominales los hará en casa, con los pies metidos
debajo de la cómoda.
Hace, asimismo, memoria de los polos y camisas que tiene en el armario y determina que
tampoco necesita renovar el vestuario este verano. La pena es que no podrá recrearse en la
visión de alguna que otra dependienta.
No piensa renunciar a la cervecita, pero en lugar de tomarla en el bar de barrio, se comprará
unas latas, aunque no en el supermercado habitual, en el que las cajeras están hartitas de
trabajar dentro y fuera de la casa y que es un par de céntimos más caro que el Dia.
También ha llegado a la determinación de comprar las verduras en una frutería más barata
que la del Antonio el frutero. La calidad será menor pero, total, lo verde está malo de todos
modos.
En cuanto a las reformas que necesita su casa, no tiene duda de que estas habrán de
esperar a tiempos mejores, si es que llegan. De modo que nada de cambiar los cierres de
aluminio...
Y así, el funcionario vuelve a casa, ignorante de lo que el preclaro y eficaz intelecto del
Presidente de su Gobierno va a ayudarle a ahorrar.
El efecto mariposa.
El carpintero metálico, tipo fornido y de brazos bronceados por las chispas que genera la
soldadora eléctrica, se alegra de la medida que ha tomado su Presidente Zapatero.
El camarero autónomo, dueño de un bar de barrio, hombre sacrificado y eficiente en la
ardua tarea de regentar su negocio, celebra que el Gobierno baje el sueldo de los
funcionarios.
La dependienta de Zara, a quien el uniforme negro queda tan bien, aplaude los recortes
que el Ejecutivo piensa llevar a cabo en las retribuciones de los empleados públicos,
mientras menea el culito entre prendas y clientes.
El dueño del gimnasio de la esquina, joven emprendedor, tan aficionado al deporte como
a las agujas, dice que ya era hora de que se metiera mano a esa panda de vagos y
caraduras.
La cajera del supermercado -hartita de trabajar dentro y fuera de su casa- es de la misma
opinión que el señor que en esos momentos está pagando, un jubilado de la Europapel
que no aprueba que se congelen las pensiones pero sí que se disminuya el salario de los
funcionarios.
Antonio, el frutero, que se levanta todos los días a las cinco de la mañana para ir a la
lonja, explica a la Rafi, la de la papelería, mientras le pesa las manzanas fuji, que esto lo
tenía que haber llevado a cabo el Gobierno hace mucho tiempo, que por culpa de lo que se
ha venido gastando en todos esos parásitos no productivos que son los empleados
públicos, nos vemos como nos vemos...
El funcionario regresa andando a su casa tratando calibrar cómo le va a afectar el recorte
de su salario y de qué manera puede minimizar el impacto que el mismo va tener en su
economía doméstica. Piensa que lo primero que va a desechar son los gastos inútiles; así,
decide que el mes que viene no irá al gimnasio de la esquina: sale más barato correr en el
parque y, además, es más sano. Los abdominales los hará en casa, con los pies metidos
debajo de la cómoda.
Hace, asimismo, memoria de los polos y camisas que tiene en el armario y determina que
tampoco necesita renovar el vestuario este verano. La pena es que no podrá recrearse en la
visión de alguna que otra dependienta.
No piensa renunciar a la cervecita, pero en lugar de tomarla en el bar de barrio, se comprará
unas latas, aunque no en el supermercado habitual, en el que las cajeras están hartitas de
trabajar dentro y fuera de la casa y que es un par de céntimos más caro que el Dia.
También ha llegado a la determinación de comprar las verduras en una frutería más barata
que la del Antonio el frutero. La calidad será menor pero, total, lo verde está malo de todos
modos.
En cuanto a las reformas que necesita su casa, no tiene duda de que estas habrán de
esperar a tiempos mejores, si es que llegan. De modo que nada de cambiar los cierres de
aluminio...
Y así, el funcionario vuelve a casa, ignorante de lo que el preclaro y eficaz intelecto del
Presidente de su Gobierno va a ayudarle a ahorrar.
Yo no te lo puedo contar en verso, no se me da bien, pero seguro que me entiendes
Un parado no va al gimnasio ni corre por el parque, está buscando trabajo
Difícilmente compraría las cervezas en el día pues el sueldo no le llega, y así el resto.
Los que tenemos trabajo y no es un empleo público tenemos congelado el sueldo desde hace 2 años, y no por Zapatero, eso en el mejor de los casos, que en muchos por ejemplo, un obrero de construcción, categoría peón que antes ganaba unos 1200 € ahora le contratan por 850
Un encargado de obra que antes ganaba 2500 € a hora le ofrecen 1500- 1800 €
Además expuesto a ser despedido en cualquier momento.
El funcionario de este país tiene un trabajo estable, difícilmente y en muy raras ocasiones es despedido, el año pasado sin ir más lejos tuvieron subida salarial,
Mas del 40% de esos funcionarios son enchufes tanto en el estado como en las comunidades o ayuntamientos, y viven del cuento, de trabajar poco y mal, y ya que nosotros cobramos menos, y ellos cobran de nuestros impuestos, es lógico que también soporten una parte de la crisis, así que ellos pueden esperar tiempos mejores, como tu dices, el resto de empleados u obreros del sector privado y los parados no podemos esperar tiempos mejores, tenemos que buscar ya esos tiempos.
Un parado no va al gimnasio ni corre por el parque, está buscando trabajo
Difícilmente compraría las cervezas en el día pues el sueldo no le llega, y así el resto.
Los que tenemos trabajo y no es un empleo público tenemos congelado el sueldo desde hace 2 años, y no por Zapatero, eso en el mejor de los casos, que en muchos por ejemplo, un obrero de construcción, categoría peón que antes ganaba unos 1200 € ahora le contratan por 850
Un encargado de obra que antes ganaba 2500 € a hora le ofrecen 1500- 1800 €
Además expuesto a ser despedido en cualquier momento.
El funcionario de este país tiene un trabajo estable, difícilmente y en muy raras ocasiones es despedido, el año pasado sin ir más lejos tuvieron subida salarial,
Mas del 40% de esos funcionarios son enchufes tanto en el estado como en las comunidades o ayuntamientos, y viven del cuento, de trabajar poco y mal, y ya que nosotros cobramos menos, y ellos cobran de nuestros impuestos, es lógico que también soporten una parte de la crisis, así que ellos pueden esperar tiempos mejores, como tu dices, el resto de empleados u obreros del sector privado y los parados no podemos esperar tiempos mejores, tenemos que buscar ya esos tiempos.