La Fundación del ex presidente
José María Aznar comenzará el año cumpliendo con su promesa de participar activamente en el debate público, una vez que se ha desvinculado totalmente del
PP. Faes organiza el próximo jueves un acto presentado por su director, Javier Zarzalejos, en el que dos ex ministros, Josep Piqué y Alberto Ruiz-Gallardón, y la doctora en
Economía, Rocío Albert, disertarán sobre «Ideas para la sociedad
española». Después de este diálogo a cuatro, el propio ex presidente ofrecerá su visión sobre lo que necesita
España con un discurso de clausura.
El acto en sí mismo y su contenido confirman que Aznar no tiene ninguna voluntad de permanecer callado y menos ahora que ha roto casi todos sus anclajes con el PP, al renunciar a la presidencia de honor del partido. De hecho, su agenda estará ahora limitada y aceptará invitaciones que antes declinaba para no opinar abiertamente sobre el
Gobierno. Este cambio podrá visualizarse ya el lunes.
Tres días antes del acto con Piqué y Gallardón, el ex presidente tendrá en
Valencia una reunión con la Asociación Valenciana de Empresarios (AVE). Esta organización, que reúne a los empresarios más destacados de la región como Juan Roig o Vicente Boluda, suele mantener encuentros con personalidades relevantes del mundo de la
política y de la economía.
Felipe González participó en uno de sus almuezo-coloquio en 2011. Aznar había declinado su asistencia, hasta ahora, justo después de desligar a Faes del PP y de convertirlo en un think tank absolutamente independiente.
El ex presidente pronunciará en Valencia un discurso y luego, a puerta cerrada, responderá a las preguntas de los empresarios de AVE. Y, en la misma semana, en lo que a todas luces es un intenso comienzo de año para Faes y para Aznar, se producirá el acto en el que el ex presidente propondrá sus «Ideas para la sociedad española».
Es, en toda regla, un regreso al debate
político español. Para Aznar, pero también para Piqué y Gallardón. El ex ministro de Justicia ha cumplido su promesa de abandonar la política desde que en septiembre de 2014, la oposición de su partido a su proyecto de reforma de la ley del
aborto, le llevó a dimitir del Gobierno. Por eso mismo cualquier intervención suya provoca expectación. Piqué, ministro con Aznar, lleva más tiempo retirado pero en el partido aseguran que el dirigente
catalán quiere volver al ruedo.
En todo caso, su presencia en el acto de Faes -ambos son miembros del patronato-, al margen de su indudable contribución para opinar sobre lo que necesita España, tiene otro efecto para la Fundación. Fuentes cercanas al partido confirman que a Faes le preocupan los esfuerzos de Génova por presentarles como una institución de ideas conservadoras, alejada del centro político y totalmente ajena a lo que pretende representar el nuevo PP.
No deja de resultarles curiosa esta pretensión porque fue precisamente Aznar quien construyó el PP como el gran partido de centro derecha y sedujo a las clases medias o quien, con su ejemplo personal, defendió cuestiones como la limitación de mandatos que la actual dirección ni se plantea. Pero, son conscientes que de hay un intento de situarles en la extrema derecha.
Por ello, el primer acto de Faes no puede ser más simbólico: Aznar junto a dos ministros del PP, genuinos representantes del centro y de la moderación. Así comienza 2017 para Faes, el primer año en que funcionarán al margen del PP, después de firmar su libertad a principios del pasado octubre. A partir de ahora dependerán únicamente de la financiación privada.
La emancipación de Faes conllevó también la salida de Aznar de la presidencia de honor del PP. Fuentes conocedoras de este proceso aseguran que cuando el PP y Faes firmaron la desvinculación del think tank del partido, se pactó que posteriormente, después del congreso, Aznar abandonaría la presidencia de honor. Lo haría, según lo hablado, de manera pacífica, incluso con
foto de despedida de por medio.
No fue posible su ejecución por varios motivos. Entre ellos, el constante tira y afloja que Génova mantiene con Faes, la dilación para invitarle al congreso cuando éste ya se había convocado, las evasivas de la dirección a la hora de confirmar su presencia. En definitiva, el constante desdén que tanto enoja a Aznar.
En medio de esta espesura, la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, sugirió que había sido un error presentar en su día el recurso de inconstitucionalidad contra el Estatuto catalán. Aznar estalló. En esta situación debía acudir al congreso y votar la lista presidida por
Mariano Rajoy, en la que él mismo figuraría como presidente de honor. Y se negó.
El día en el que el vicesecretario de Organización del PP, Fernando Martínez-Maíllo, presentaba la ponencia de Estatutos, la más relevante del congreso, Aznar anunció su marcha. Maíllo había sido el dirigente que, tras las críticas de Faes a la vicepresidenta, recordó públicamente que ya no pertenecía al PP.