Por favor, explícalo, José María Aznar

Por favor, explícalo,
dime, suplícote,
ruégote yo,
pues, quiero reconocer
si reconocer pudiere
lo que hizo de valor
que, por grande que ello fuere
espero que no me niegues
que aprovechó una ocasión
en que el barco navegaba
con todo el viento a favor.
¿Provocación dices?...
Puede... ¿Pero acaso no lo es
el que metiera a los soldados
en una guerra ilegal...?
Y otra cosa fatal, es colocar
las pezuñas en la mesita
de las salita de estar.
O decir que es un pirómano
el bombero que se ufana
en apagar las llamaradas
que otros prenden a sus espaldas
especulando con la política
de cuanto peor mejor
y de la tierra quemada
para adquirirla después
a precio bajo, de ganga,
y hacer con ella un vergel
cuando pase la marejada
que nos ahoga por doquier.
Pensar, creemos, creamos
que nada de eso es malo,
pero no provoquemos
haciendo de lo blanco negro
y sobre todo no olvidemos,
que ironizar es recurso
de quien se debate
en una jungla de de intereses
que le quieren negar,
no sólo el agua,
sino hasta el pan.

Salud