Hola, amigos. Esos últimos correos me confirman lo que les decía esta mañana: ninguno de los presidentes mencionados hizo una gran labor que haya que reconocer y menos aún, Aznar, que nos enganchó, para deshonra de España, en una guerra mentirosa y envenenada cuyos efectos todavía no hemos acabado de ver. Ya ven cómo está Irak. Aznar y sus compinches (o más bien, viceversa) armaron el gran tierrero en Irak y todavía no hemos terminado de pagar las consecuencias. Esa es la incorporación de Aznar a la historia que él quería: mentira, genocidio, desastre, desangre, horror. Y se sentía orgulloso porque su amigo el cuatrero le invitó a su rancho de Texas: el peor y más indigno presidente que han tenido los Estados Unidos de Norteamérica.