Esforcémonos por ceder el primer lugar al Señor. Pongámoslo...

Esforcémonos por ceder el primer lugar al Señor. Pongámoslo siempre, por encima de todos nuestros deseos e intereses personales. Y sentiremos cómo se producen en nosotros muchas transformaciones benéficas; y sobre todo, nos convertiremos en un mundo organizado.

Dar el primer lugar al Señor, ponerlo a la cabeza de nuestro Ser, es hallar un punto de equilibrio inquebrantable. Cuando hemos sujetado sólidamente un objeto, podemos agitarlo en todas direcciones; para que automáticamente, vuelva a su posición de equilibrio. Mientras que si no está firmemente sujeto, se cae. Lo mismo ocurre con nosotros, los humanos. Mientras no hayamos establecido fuertemente nuestro punto de apoyo en Dios; cualquier pequeño trastorno que sobrevenga en nuestra existencia, puede desequilibrarnos. Pero el día en el que aprendamos a poner todo nuestro amor, fe y esperanza en el Creador; pase lo que pase, permaneceremos sólidos y resistentes.