Al terminar la guerra civil española los centros docentes empiezan a funiconar de nuevo con mucho retraso en todos los sentidos. En las escuelas de los pueblos a duras penas había algo de material escolar. Los niños íbamos al cole con una PIZARRA y un pizarrín para escribir. En esa pizarra hacíamos cuentas y escribíamos. Los mayores escribían con tinta hecha con unos polvos. Tan sólo con el lápiz, la pizarra, la tinta y cuatro mapas estábamos en la escuela. Leíamos en una cartilla que se llamaba RAYAS. Los más mayores tenían una enciclopedia del grado correspondiente a su edad, y, ¡hala! Ya estaba en marcha la escuela.
Los sábados por la mañana iba el cura a enseñarnos el catecismo.
Los sábados por la mañana iba el cura a enseñarnos el catecismo.