Ya está aquí el olor al incienso de los cultos, mezclado con el azahar y la miel de los dulces.
Detrás vendrá el olor a cera y peor aún, vendrán los ruidos de tambores y trompetas con las penosas saetas que se meterán por todas las oquedades de las viviendas de quienes no queremos saber nada de la semana santa; habrá que largarse a lugar más tranquilo, al lugar por donde al menos podamos desplazarnos libremente de un punto a otro.
saludos.
Detrás vendrá el olor a cera y peor aún, vendrán los ruidos de tambores y trompetas con las penosas saetas que se meterán por todas las oquedades de las viviendas de quienes no queremos saber nada de la semana santa; habrá que largarse a lugar más tranquilo, al lugar por donde al menos podamos desplazarnos libremente de un punto a otro.
saludos.