Angel, efectivamente la cosa fue pensada como un rápido golpe de Estado entyrando en Madrid por el norte y por el sur... pero la cosa se complicó enormemente... y la tremenda cosa se tranformó en guerra de tres años. Pensar que sólo los miolitares eran levantiscos es un error, lo eran casi todoas las facciones: los socialistas que seguían a Largo Caballero, loa sindicalistas, libertarios, UGT etc, los falangistas (partido facistoide), los comunistas de diversa tendencia. Unos: borrón y cuante nueva. Otros: España y tradición. En medio el odio feroz, implacable.... Duro, pero vrdad. El estallido se veía venir y hubiera sucedido de todos modos por un lado o por el otro. Saludos. ¡A ver libros sobre la guerra en pueblos pequeños!
A ver ese libro, Antonio Mateo García, que te envíe señas postales.
A ver ese libro, Antonio Mateo García, que te envíe señas postales.
José Iglesias. Así fue y la historia no se puede "amañar".
La sublevación se inició en Marruecos el día 17 de julio de 1936, adelantándose a la fecha prevista. Dos días más tarde asumió el mando el general Franco, que se había sublevado sin dificultades en Canarias de donde se había trasladado a Marruecos en un avión adquirido por conspiradores monárquicos. A partir del 18 de julio el alzamiento se extendió a la península, dependiendo su resultado de la preparación de la conjura, el ambiente políticos existente, la decisión de los conspiradores y del gobierno y otros factores. En Navarra y Castilla la Vieja, regiones católicas y conservadoras por excelencia, el general Mola desempeño un papel decisivo, y los sublevados obtuvieron fácilmente la victoria. En Aragón la sublevación venció en las capitales de provincia merced a la postura del general Cabanellas, antiguo diputado radical y ahora alienado con los sublevados. Algo parecido sucedió en Oviedo, pero el resto de Asturias siguió dominado de forma abrumadora por la izquierda. En Galicia triunfó la sublevación pese a la resistencia de las organizaciones obreras, dado el carácter conservador de la región.
En Andalucía la situación fue radicalmente distinta, pues el ambiente era marcadamente izquierdista en esta región. La victoria del general Queipo de Llano en Sevilla fue una sorpresa, pero sus situación fue muy precaria al comienzo e igual sucedió en otras capitales andaluzas como Cádiz, Granada o Córdoba, ya que los barrios obreros ofrecieron una resistencia que no desapareció hasta que llegó el apoyo del ejército de África. La situación fue muy similar en Extremadura, aunque la ciudad de Cáceres se sublevó, pero Badajoz no. En Castilla la Nueva Y Cataluña la suerte de la sublevación dependió de lo que pudiera suceder en las dos grandes capitales, Madrid y Barcelona: en ambas el ambiente era izquierdista. En Madrid la conspiración estuvo muy mal organizada y los sublevados quedaron encerrados en sus cuarteles, sin decidirse a salir a la calle, por lo que quedaron bloqueados por las fuerzas fieles al gobierno y las milicias populares.
En otras regiones hubo titubeos hasta el final. El País Vasco se escindió ante la rebelión: Álava estuvo a favor de ella, Vizcaya y Guipúzcoa en contra. En cuanto a las islas Baleares, Mallorca e Ibiza se sublevaron, pero no Menorca. En Valencia los sublevados dudaron mucho para, al final, ser derrotados.
EL BALANCE DE AQUELLOS TRES DÍAS DE JULIO FUE QUE ESPAÑA QUEDÓ DIVIDIDA EN DOS.
La sublevación se inició en Marruecos el día 17 de julio de 1936, adelantándose a la fecha prevista. Dos días más tarde asumió el mando el general Franco, que se había sublevado sin dificultades en Canarias de donde se había trasladado a Marruecos en un avión adquirido por conspiradores monárquicos. A partir del 18 de julio el alzamiento se extendió a la península, dependiendo su resultado de la preparación de la conjura, el ambiente políticos existente, la decisión de los conspiradores y del gobierno y otros factores. En Navarra y Castilla la Vieja, regiones católicas y conservadoras por excelencia, el general Mola desempeño un papel decisivo, y los sublevados obtuvieron fácilmente la victoria. En Aragón la sublevación venció en las capitales de provincia merced a la postura del general Cabanellas, antiguo diputado radical y ahora alienado con los sublevados. Algo parecido sucedió en Oviedo, pero el resto de Asturias siguió dominado de forma abrumadora por la izquierda. En Galicia triunfó la sublevación pese a la resistencia de las organizaciones obreras, dado el carácter conservador de la región.
En Andalucía la situación fue radicalmente distinta, pues el ambiente era marcadamente izquierdista en esta región. La victoria del general Queipo de Llano en Sevilla fue una sorpresa, pero sus situación fue muy precaria al comienzo e igual sucedió en otras capitales andaluzas como Cádiz, Granada o Córdoba, ya que los barrios obreros ofrecieron una resistencia que no desapareció hasta que llegó el apoyo del ejército de África. La situación fue muy similar en Extremadura, aunque la ciudad de Cáceres se sublevó, pero Badajoz no. En Castilla la Nueva Y Cataluña la suerte de la sublevación dependió de lo que pudiera suceder en las dos grandes capitales, Madrid y Barcelona: en ambas el ambiente era izquierdista. En Madrid la conspiración estuvo muy mal organizada y los sublevados quedaron encerrados en sus cuarteles, sin decidirse a salir a la calle, por lo que quedaron bloqueados por las fuerzas fieles al gobierno y las milicias populares.
En otras regiones hubo titubeos hasta el final. El País Vasco se escindió ante la rebelión: Álava estuvo a favor de ella, Vizcaya y Guipúzcoa en contra. En cuanto a las islas Baleares, Mallorca e Ibiza se sublevaron, pero no Menorca. En Valencia los sublevados dudaron mucho para, al final, ser derrotados.
EL BALANCE DE AQUELLOS TRES DÍAS DE JULIO FUE QUE ESPAÑA QUEDÓ DIVIDIDA EN DOS.