Durante el verano de 1937 el Frente Popular lanzó ataques en otras zonas a fin de distraer a las tropas de franco, pero fracasaron en ellos debido a su falta de coordinación y porque el ejército republicano parecía más capacitado para la defensa a ultranza que para sacar provecho de una gran ofensiva. Si las batallas de Brunete y Belchite se hubieran producido a la vez, se habría detenido la caída del frente Norte.