Imagínate por un momento si los seis millones de parados que ha dejado Zapatero se dedicarán a poner barricadas en las carreteras y romper catenarias del tren para protestar de que han perdido su trabajo, pues a estas alturas ya solo tendriamos caminos de cabras. Con esto te quiero decir que a las protestas hay que ponerles un límite, en cuanto se hacen destrozos o se impide el transito a otras personas o vehículos (que no tienen la culpa) hay que tomar las medidas necesarias para atajarlo.
Coño, a Zapatero le crecen los parados, incluso no estando ya en el Gobierno.