Sois verdaderamente admirables. Habéis declarado la huelga indefinida, sin plantearos si perdíais un día el salario, como muchos hacían en mi centro de trabajo, repitiendo como papagayos que “una huelga no servía para nada”. Pero una huelga no para montar una tamborada o una marcha de la música, sino para deleitar con música de lucha a los que apaleaban a los estudiantes del IES Lluis Vives. A esos que, ante vosotros, se postran a vuestros pies porque os temen. A esos sucios mercenarios del Estado que se ensañaban con los estudiantes pero que estaban acojonados y nerviosos ante vuestra firmeza y empuje. A esos que temblaban al oir vuestros decididos pasos sobre las autovías del norte y del centro.
Ayer en Madrid disteis una nueva lección de dignidad. De dignidad de clase y de dignidad como personas. Cuando os hicisteis notar en la capital del Estado. Cuando Madrid entera y el estado supo que vuestros pies caminaban sobre la capital. Recuerdo vuestros lemas, recuerdo lo que "no estamos indignados, estamos hasta los cojones". Se me ha quedado grabado cuando recriminabais a la Policía por dejar a su compañero Policía herido desprotegido. A pesar de que son nuestros rivales, deportividad. La que ellos no tuvieron, como las ratas que son, cuando fueron a traición a detener a un manifestante cuando estaba cerca del autobús, entre nueve, sonriendo de forma repugnante y haciendo comentarios despectivos ante "la caza que habían organizado". El que es persona, actúa como tal; el que es un miserable mercenario, también. Y todos pudimos verlo.
Sólo me queda darte, aunque no lo necesites, mis ánimos y mandarte desde Alicante un caluroso abrazo, deseando que consigáis para vosotros y vuestras familias todo aquello que reivindiquéis. Porque sois ejemplo. Sois la vanguardia y el ejemplo a seguir en todas aquellas movilizaciones que existan. Aunque los acomplejados y los alienados ladren y os insulten. Sois el ejemplo de cientos de miles de trabajadores.
Yo trabajo en un sector en el que hay gente con vuestra misma voluntad, pero somos pocos, de momento. Por ello, este profesor, hoy, es un alumno con ganas de aprender de ti, de tu forma de luchar, de tu grado de concienciación. Porque en este caso los profesores de la lucha sois vosotros. Y nos habéis dado a todos, a todos los trabajadores y las trabajadoras, una lección muy importante. La lección de cómo se defiende lo propio, de solidaridad, de firmeza astur-leonesa, de valentía dinamitera, de coraje obrero.
Simplemente, para acabar, agradecerte que hayas leído esta misiva y la hagas llegar a todos esos “profesores de la lucha” de la minería. Aquí, un alumno profesor que os admira y os respeta.
Un saludo cordial de un compañero, trabajador de la Enseñanza Pública,.
Ayer en Madrid disteis una nueva lección de dignidad. De dignidad de clase y de dignidad como personas. Cuando os hicisteis notar en la capital del Estado. Cuando Madrid entera y el estado supo que vuestros pies caminaban sobre la capital. Recuerdo vuestros lemas, recuerdo lo que "no estamos indignados, estamos hasta los cojones". Se me ha quedado grabado cuando recriminabais a la Policía por dejar a su compañero Policía herido desprotegido. A pesar de que son nuestros rivales, deportividad. La que ellos no tuvieron, como las ratas que son, cuando fueron a traición a detener a un manifestante cuando estaba cerca del autobús, entre nueve, sonriendo de forma repugnante y haciendo comentarios despectivos ante "la caza que habían organizado". El que es persona, actúa como tal; el que es un miserable mercenario, también. Y todos pudimos verlo.
Sólo me queda darte, aunque no lo necesites, mis ánimos y mandarte desde Alicante un caluroso abrazo, deseando que consigáis para vosotros y vuestras familias todo aquello que reivindiquéis. Porque sois ejemplo. Sois la vanguardia y el ejemplo a seguir en todas aquellas movilizaciones que existan. Aunque los acomplejados y los alienados ladren y os insulten. Sois el ejemplo de cientos de miles de trabajadores.
Yo trabajo en un sector en el que hay gente con vuestra misma voluntad, pero somos pocos, de momento. Por ello, este profesor, hoy, es un alumno con ganas de aprender de ti, de tu forma de luchar, de tu grado de concienciación. Porque en este caso los profesores de la lucha sois vosotros. Y nos habéis dado a todos, a todos los trabajadores y las trabajadoras, una lección muy importante. La lección de cómo se defiende lo propio, de solidaridad, de firmeza astur-leonesa, de valentía dinamitera, de coraje obrero.
Simplemente, para acabar, agradecerte que hayas leído esta misiva y la hagas llegar a todos esos “profesores de la lucha” de la minería. Aquí, un alumno profesor que os admira y os respeta.
Un saludo cordial de un compañero, trabajador de la Enseñanza Pública,.