El límite cada vez es más confuso. Seis mineros en activo y un prejubilado fueron sacados ayer del vehículo en el que pretendían salir de las protestas mineras. Primero, los antidisturbios golpearon con la culata del cetme la luna del conductor y, después, rompieron las dos ventanillas laterales derechas del vehículo. Sacaron a los mineros del interior —uno de ellos tuvo que ser atendido por una lesión en el brazo izquierdo padecida durante la actuación policial—, les identificaron y les maniataron con bridas. Así les tuvieron aproximadamente una hora, a la espera de ser trasladados a dependencias policiales. Pero antes fueron liberados gracias a sus compañeros, que entregaron a cambio las llaves de los camiones atravesados en la autopista. A este proceso la Subdelegación del Gobierno lo llama «identificación» o, como mucho, «retención», nunca «detención». Un lío
Imagínate por un momento si los seis millones de parados que ha dejado Zapatero se dedicarán a poner barricadas en las carreteras y romper catenarias del tren para protestar de que han perdido su trabajo, pues a estas alturas ya solo tendriamos caminos de cabras. Con esto te quiero decir que a las protestas hay que ponerles un límite, en cuanto se hacen destrozos o se impide el transito a otras personas o vehículos (que no tienen la culpa) hay que tomar las medidas necesarias para atajarlo.