La Poesía

En mi soledad escribo
Foto enviada por Ramsés



¿El lago? …. ¡Nunca!.... El lago no pudiera
competir con tus ojos soñadores…
Tus ojos tienen sombras y fulgores:
son dos lagos al tiempo que una hoguera.

¿El mar?.... ¡Tampoco!.... El mar tiene ribera
que se llena de pájaros y flores,
y en tus divinos ojos turbadores
se fatiga volando la Quimera….

¿El cielo?.... Acaso el cielo, por ser cielo,
se atreviera un momento, envanecido,
a asomarse a tus ojos con recelo;

y ante tus ojos diáfanos y bellos,
vería el mismo cielo, sorprendido,
que falta cielo para verse en ellos. ... (ver texto completo)
Este otoño que en ser galante insiste,
este otoño angustiado de promesas,
quiere alegrarse y sin embargo es triste
y me engaña otra vez cuando me besas.

Este otoño es cruel, verja florida,
por dentro es sombra, vencimiento, nada,
su última rosa morirá afligida,
si no tiene el calor de tu mirada.

Y pues yo soy otoño, ven y toca
mi frente mustia, mi canción doliente;
tú, primavera y besos en mi boca;
yo, madrigal; yo, rosas en tu frente
otoño, ya llegaste, y me venciste
con tus falsas promesas
otoño soy también, otoño triste,
pero menos otoño si me besas... ... (ver texto completo)
La noche te acogió como un asombro
te fuiste, ingenuamente solitaria
nadie supo por qué. Cuando te nombro,
tu nombre es en mi boca una plegaria.

No te hice nada, y tú también te has ido
no tendré más tus manos ni tu frente
andarás por ahí. Te habré perdido
me olvidarás, estando tan presente.

Hubiera sido un ademán bastante
para que, en nombre de los días buenos,
fuera sin acritud aquel instante
y más amable mi tristeza al menos.

La indiferencia azul de tu mirada
como un puñal en mi ansiedad hundiste
dijiste “adiós”, como quien dice nada
eras mi amor, y tú también te fuiste.

Como el pomo de esencia, en la gaveta
de una cómoda antigua, así has dejado
con tu recuerdo de fugaz coqueta
mi pecho, para siempre, perfumado.

Irónicamente, querré verte
mi corazón, al que llegaste tarde,
muy viejo ya será para quererte;
para olvidarte... más y más cobarde.

Parece que la noche llora, afuera
acaso ella te vio cuando te ibas...
Yo nada te pedí, ni tan siquiera
que alguna vez una postal me escribas. ... (ver texto completo)
En hora buena Ransés, preciosa poesía. No le tiene envidia a las de Lope ni a las de Lorca.
Saludos
Estrella
Eres más fuerte que una máquina
hasta ahora has hecho el trabajo
tuyo y el de otros

eres más inteligente que el tiempo
has ganado más batallas que los
que las han provocado

eres más suave que el rocío
más ligera que el viento ... (ver texto completo)
Ven, compañera de mi dulce vida,
ven y reclina en mi hombro tu cabeza,
que al celebrar la dicha conseguida
mi alma se extasía en tu belleza.

Cuántas horas de dicha y de ventura
me dio tu amor con cariñoso anhelo!
con los rayos de luz de tu ternura
alumbraste las noches de mi cielo!
... (ver texto completo)
Siempre estás allá, como el mañana.
Procurando abreviar la espera mía,
amanezco mil veces cada día
y echo a volar el cielo en la ventana.

Para encender una esperanza vana,
para aromar de músicas la vía
y constelar la soledad vacía
le basta al hombre con su sed humana.
... (ver texto completo)
Se ramifica el frenesí en tus dedos
predispuestos al viaje apasionado
sobre las aguas, que en silencio esperan…
O tal vez, más efímero,
en impetuoso vuelo sin escalas,
tan lejos del dolor como de la esperanza,
porque en esta confluencia venturosa
besas hacia el adiós, sin recordarlo.

Recorres, vida adentro, las tangibles ... (ver texto completo)
Confío
en que hoy será el día
de tu ansiado retorno.
intuyo que con tu regreso
volverá a mí
la felicidad plena.
sé que con tu vuelta
y tu presencia
vibrará mi ser de amor
y de emociones exquisitamente extasiantes.
Prometo amarte sin límites,
para siempre y por siempre.
Prometo que te querré sin condiciones ni dudas.
Prometo que recordaré cada instante contigo
compartido,
todas las caricias por ti dispensadas.
Prometo que jamás olvidaré
las palabras de amor
por tus dulces labios pronunciadas.
Al clausurar el sueño,
cuando cerré la carta
y volví a la rutina,
descolgué el corazón
para no recibir llamadas.

Me puse el rostro sereno,
eché al bolsillo las llaves,
los saludos y las gracias.

Con unas gafas oscuras
me protegí contra la realidad quemante,
porque en el clima nuestro
hace daño mirar las cosas cara a cara;
produce irritación
y puede provocar lágrimas. ... (ver texto completo)
Una tristeza fiel cubre mi vida:
pálido cielo sobre la tierra negra.
De esa tristeza suave, vive mi alma.
¿Qué sería de mí sin mi tristeza?

¿Qué sería de mí sin esta clara,
sin esta pálida melancolía,
que me llena de sueños y me libra
de la vulgaridad de la alegría?

Entre la angustia y el hastío largos
como un camino, mi tristeza empieza;
cruza mi vida y se prolonga al cielo
¿que sería de mí sin mi tristeza?

Yo la quiero, y mi amor la inunda entera,
y su pequeño amargor endulzara.
De frente al sol, mi espíritu la apura
como una clara copa de agua clara.

En mi silencio y en mis soledades,
mi tristeza es amable compañera.
Llena de suavidad las horas torvas
y hace dulces las horas de la espera.

Me embriaga de emociones y de cantos,
esta tristeza noblemente triste;
como tu amor, mujer, y como todas
las trémulas palabras que me diste.

Yo la busco en mis albas y en mis tardes,
y en el cansancio de mis noches negras:
y siento pena, cuando no estoy triste,
de que no esté conmigo mi tristeza.

Porque ella es mi descanso, entre una
angustia
y una mala alegría que me pesa.
Es ella mi descanso, eternamente.
¿Qué sería de mí, sin mi tristeza? ... (ver texto completo)
siempre he sido mi casa
el lugar al que vuelvo cuando todo oscurece
me encierro y miro por la ventana la noche,
mi corazón desnudo,
te dibujas en el cielo como tormenta que se acerca
viene el viento devorando distancia,
calándome hasta los huesos, rugiendo porque no contesto...
no vuelo por no saber que el cielo me tiene un lugar preparado
me dedico a ver como arrancas suspiros y árboles a tu paso
desde mi casa, mi ventana te admira
yo solo soy un espectador,
alguien que ha aprendido a corear tu pasión gritando miedo
esperando
siempre he sido mi casa
y a puertas abiertas te espero. ... (ver texto completo)
No nos enseñaron a pedir limosna
hubo que aprenderlo
y toser con fuerza entre harapos.

Luego
sonreír para la fotografía
agradecer la pensión de gracia
y sobrevivir esperando la muerte.
Pongo el oído atento al pecho,
como, en la orilla, el caracol al mar.
Oigo mi corazón latir sangrando
y siempre y nunca igual.
Sé por qué late así, pero no puedo
decir por qué será.

Si empezara a decirlo con fantasmas
de palabras y engaños al azar,
llegaría, temblando de sorpresa,
a inventar la verdad:
¡Cuando fingí quererte, no sabía
que te quería ya! ... (ver texto completo)