Cuando me lo dijeron, sentí el frío de una hoja de acero en las entrañas.
Me apoyé contra el muro, y un momento la conciencia perdí de donde estaba.
Cayó sobre mi espíritu la noche en ira y en piedad se anego el alma
¡y entonces comprendí por que se llora!
¡y entonces comprendí por que se mata!.
Paso la nube de dolor con pena logre balbucear breves palabras
¿quien me dio la
noticia?: un fiel
amigo.
¡Me hacia un gran favor!... le di las gracias...