Los cachivaches se balanceaban
sobre el alfeizar de la ventana,
baldes, escobas, viejos zapatos,
cinco botellas, dos damajuanas.
Saltó el gato sobre las cosas
viejas, vacías y amontonadas,
cayendo todas con gran bochinche
en el zaguán de la vieja casa.
¡Caramba, corre, zangolotino,
corre y alcánzame aquella escoba!
¡Zaparrastroso, cómo me has puesto
el dintel sucio de viejas cosas!
Escucha el gato la queja eterna
que siempre escucha a su señora,
y con su aire de caballero
da media vuelta y enseña la cola.