Tan cargada de vida está la verde
absenta de tus ojos cuando hablas,
que emborracha mirarte, y tanto frío
puede albergarse en ellos, que se hiela
mi pecho si me miras. Soy apenas
quien teme y quien desea. No me mires
si es tan sólo por
juego o por despecho,
pues abrasa la llama que en mí prendes
con apenas volver a mí tus ojos.
Pero si sólo es juego o es despecho,
en esa luz de súbito relámpago
que enciende tantas veces tu mirada,
quiero quemarme así si así me miras,
pues no existe el ayer ni importa el luego.