La
luna en cuarto creciente
con tersura de algodones,
con su mirada indulgente,
con su talante paciente
que alegra los corazones.
Ay luna con los secretos
de tardíos amoríos
y de diálogos escuetos,
luna que por vericuetos
bajas de sierras a ríos.
Luna de la soledad,
luna de algún verso roto,
de nadie eres propiedad
y tienes la potestad
de a mis sueños poner coto.