Mi RUFFO es como Platero,
son de azabache sus ojos
juega y salta entre matojos,
lo conoce el pueblo entero.
Hace nueve años llegó
para alegrar nuestras vidas,
nos curó algunas heridas,
con nosotros se quedó.
Tan tranquilo y cariñoso,
tan listo, siempre expectante
demostrando buen talante,
es comodón y curioso.
Con su alegre trotecillo
se esconde bajo la cama
y convierte en un gran drama
el vernos con el cepillo.
Porque no le gusta nada
que maltraten su bigote,
por eso nos sale al trote
para evitar la peinada.
Le gusta lo prohibido
sobre todo el chocolate;
le digo ¡Qué disparate,
debes tener más sentido!
Y también como a Platero
le gustan las mandarinas
las más
dulces, las más finas
las come tan placentero.
Como Platero es peludo
del más suave peluche
y le gusta que lo achuche,
me premia con un saludo.