Me gusta en esas noches en las que canta el alma,
noches de sueño ausente y luces mortecinas,
sentir como tus labios dibujan en mi espalda
una luna de fuego y un corazón de espinas.
Con el tiempo de plata, un aire susurrante
se cuela en la almohada sembrada de senderos,
y el eco, que no duerme, con lentitud reparte
por las sábanas frías un celestial ¡Te quiero!
Y el alba se retrasa para gozar del tiempo.
Cuerpos como despojos de un mar enfurecido
reposan como ausentes, sudorosos y quietos
cubiertos por aromas, sembrados de rocío.
noches de sueño ausente y luces mortecinas,
sentir como tus labios dibujan en mi espalda
una luna de fuego y un corazón de espinas.
Con el tiempo de plata, un aire susurrante
se cuela en la almohada sembrada de senderos,
y el eco, que no duerme, con lentitud reparte
por las sábanas frías un celestial ¡Te quiero!
Y el alba se retrasa para gozar del tiempo.
Cuerpos como despojos de un mar enfurecido
reposan como ausentes, sudorosos y quietos
cubiertos por aromas, sembrados de rocío.