No podemos hundirnos
en el abismo de lo adverso.
No podemos olvidarnos
de las caricias y los besos.
No podemos perder
el norte del sentimiento.
No podemos permitir
que se extinga la ilusión.
La pasión nos súplica
se avive el sagrado fuego.
El amor nos reclama
nuestra perpetua sumisión.
en el abismo de lo adverso.
No podemos olvidarnos
de las caricias y los besos.
No podemos perder
el norte del sentimiento.
No podemos permitir
que se extinga la ilusión.
La pasión nos súplica
se avive el sagrado fuego.
El amor nos reclama
nuestra perpetua sumisión.