En esta abrupta roca...

En esta abrupta roca
me atenazan las tinieblas,
áspero y titánico fragor
mareas aullantes se rompen a mis pies.
¿Mi madre?
Más allá del mar hostil,
más allá del tiempo falaz
que se desmorona en este escollo.
Y mi inocencia
suavísima resurge
en estos jirones de vida
que la muerte ha rechazado.
Oh niñez luminosa y jovial,
pespunteada de remotas lejanías,
¡qué radiante te vuelvo a ver
en esta oscuridad!
El desasosiego me alivia
para hallarme a mí mismo en los recuerdos.
Mamá,
en brazos me tenías
pendiente de tus cuentos,
y no era soldado en el Mar
de una guerra perdida.