Fue así... de repente,
casi de improviso,
cuando le dije nos alejáramos del bullicio,
y nos fuéramos a una playa soleada
donde no hubiera nada,
solo el mar y su inmensidad,
el eco y la soledad.
Y mientras ella se bañaba,
en silencio observaba
las olas que su formas rozaban,
y las gotas que por su espalda escotada,
una tras otra rodaban,
y en su loca huida
en su intimidad se perdían.
Luego al anochecer,
nos fuimos a caminar,
por la calle semidesierta,
apenas iluminada por una luna incierta,
que en silencio nos miraba.
Y al sentirse a mi lado,
y a mi brazo asida;
me habló de penas escondidas,
de logros y desengaños,
de los giros extraños que da la vida,
y sobre todo.. de la esperanza
de un día poder encontrar,
a quien su amor, por siempre dar.
De vuelta en la habitación,
su negra cabellera peinó,
suelta la dejó, y despertó la pasión.
Y de lo que allí sucedió,
solamente es testigo,
la suave brisa
que entró por el ventanal
dejando en nuestros cuerpos,
un sabor a.. sal.
casi de improviso,
cuando le dije nos alejáramos del bullicio,
y nos fuéramos a una playa soleada
donde no hubiera nada,
solo el mar y su inmensidad,
el eco y la soledad.
Y mientras ella se bañaba,
en silencio observaba
las olas que su formas rozaban,
y las gotas que por su espalda escotada,
una tras otra rodaban,
y en su loca huida
en su intimidad se perdían.
Luego al anochecer,
nos fuimos a caminar,
por la calle semidesierta,
apenas iluminada por una luna incierta,
que en silencio nos miraba.
Y al sentirse a mi lado,
y a mi brazo asida;
me habló de penas escondidas,
de logros y desengaños,
de los giros extraños que da la vida,
y sobre todo.. de la esperanza
de un día poder encontrar,
a quien su amor, por siempre dar.
De vuelta en la habitación,
su negra cabellera peinó,
suelta la dejó, y despertó la pasión.
Y de lo que allí sucedió,
solamente es testigo,
la suave brisa
que entró por el ventanal
dejando en nuestros cuerpos,
un sabor a.. sal.