Loca la madre,
qué miedo daba
de ver los rayos
de sus miradas,
de oír los timbres
de sus palabras,
y el cabrerillo
de la majada
mudo y atónito
tremiendo estaba
con los ojazos
llenos de lágrimas,
despavorido
como zorzala
de un aguilucho
presa en las garras.
¿Cómo los árboles
no se desgajan?
¿Cómo las peñas
no se quebrantan,
y no se enturbian
las fuentes claras
y no ennegrecen
las noches blancas?
Ya vienen hombres
con unas andas,
con unos paños,
con una sábana;
los despojitos
en ella guardan
y se los llevan
a Casablanca.
Y al cabrerillo
nadie lo llama,
pero él camina
tras de las andas
mirando a todos
con la mirada
de herido pájaro
que en torno vaga
de los verdugos
que le arrebatan
el dulce nido
donde habitaba.
¡Ay virgencita
de Casablanca!
¡Ay cabrerillo
de la majada!
III
Su padre silba,
su padre llama,
porque el muchacho
deja las cabras
junto a las siembras
abandonadas
y en los jarales
oculto pasa
tardes enteras,
largas mañanas...
¿Qué es lo que hace?
¿Por qué se guarda?
Pues es que a solas
las horas pasa,
pule que pule,
taja que taja,
llora que llora,
ciego de lágrimas...,
que dos veneras
finas prepara
de bien pulido
cuerno de cabra,
porque una noche
quiere llevarlas
al campo santo
Gabriel y Galán.
qué miedo daba
de ver los rayos
de sus miradas,
de oír los timbres
de sus palabras,
y el cabrerillo
de la majada
mudo y atónito
tremiendo estaba
con los ojazos
llenos de lágrimas,
despavorido
como zorzala
de un aguilucho
presa en las garras.
¿Cómo los árboles
no se desgajan?
¿Cómo las peñas
no se quebrantan,
y no se enturbian
las fuentes claras
y no ennegrecen
las noches blancas?
Ya vienen hombres
con unas andas,
con unos paños,
con una sábana;
los despojitos
en ella guardan
y se los llevan
a Casablanca.
Y al cabrerillo
nadie lo llama,
pero él camina
tras de las andas
mirando a todos
con la mirada
de herido pájaro
que en torno vaga
de los verdugos
que le arrebatan
el dulce nido
donde habitaba.
¡Ay virgencita
de Casablanca!
¡Ay cabrerillo
de la majada!
III
Su padre silba,
su padre llama,
porque el muchacho
deja las cabras
junto a las siembras
abandonadas
y en los jarales
oculto pasa
tardes enteras,
largas mañanas...
¿Qué es lo que hace?
¿Por qué se guarda?
Pues es que a solas
las horas pasa,
pule que pule,
taja que taja,
llora que llora,
ciego de lágrimas...,
que dos veneras
finas prepara
de bien pulido
cuerno de cabra,
porque una noche
quiere llevarlas
al campo santo
Gabriel y Galán.