VIEJOS GIGANTES
Aquellos viejos molinos
que tanto saben de historia,
y todos los españoles
llevamos en la memoria.
De los treinta y dos gigantes
que llegaron a existir,
ahora solo quedan diez
según dicen por allí.
En los campos de Criptana
el corazón de la Mancha,
hay tres hermosos guerrero
los viejos de la comarca.
Uno se llama “Burleta,”
pues así lo bautizaron,
el otro es el “Infanto,”
otro nombrecito raro.
El tercero es “Sardinero”
nombre de toro bravo,
pues a bravura y tesón
nunca jamás los ganaron.
Nacieron hace ya siglos
y conservan su bravura,
son del siglo diez y seis
así consta en las escrituras.
Con doce curiosos ojos
para mejor poder ver
y unos brazos de gigantes
para poderse defender.
Sus cuerpos fuertes y erguidos
como buenos Castellanos,
con estomago muy fuerte
para digerir el grano.
Sus hermanos que nacieron
algunos siglos después,
ya no salieron tan fuertes.
! Aunque yo no sé porque!.
Ni el estomago es tan fuerte
ni pueden ya digerir,
pero siguen en su sitio
para poder presumir.
Con su cara bien lavada
más limpios que la “patena”
se sienten más orgullosos
que las mismas azucenas.
Todo aquel que los contempla
siempre tienen que decir.
! Ole la gracia manchega!
lo que se ha criado aquí.
Pa. Sa. Ma.
Aquellos viejos molinos
que tanto saben de historia,
y todos los españoles
llevamos en la memoria.
De los treinta y dos gigantes
que llegaron a existir,
ahora solo quedan diez
según dicen por allí.
En los campos de Criptana
el corazón de la Mancha,
hay tres hermosos guerrero
los viejos de la comarca.
Uno se llama “Burleta,”
pues así lo bautizaron,
el otro es el “Infanto,”
otro nombrecito raro.
El tercero es “Sardinero”
nombre de toro bravo,
pues a bravura y tesón
nunca jamás los ganaron.
Nacieron hace ya siglos
y conservan su bravura,
son del siglo diez y seis
así consta en las escrituras.
Con doce curiosos ojos
para mejor poder ver
y unos brazos de gigantes
para poderse defender.
Sus cuerpos fuertes y erguidos
como buenos Castellanos,
con estomago muy fuerte
para digerir el grano.
Sus hermanos que nacieron
algunos siglos después,
ya no salieron tan fuertes.
! Aunque yo no sé porque!.
Ni el estomago es tan fuerte
ni pueden ya digerir,
pero siguen en su sitio
para poder presumir.
Con su cara bien lavada
más limpios que la “patena”
se sienten más orgullosos
que las mismas azucenas.
Todo aquel que los contempla
siempre tienen que decir.
! Ole la gracia manchega!
lo que se ha criado aquí.
Pa. Sa. Ma.