La recuerdo cuando se sentaba,
rígida frente alas cortinas de seda del lecho,
a veces cantaba cuatro o cinco canciones,
o tocaba dos o tres acordes,
cuando reía no había quien la igualara,
cuando se enfurruñaba era todavía más adorable.
rígida frente alas cortinas de seda del lecho,
a veces cantaba cuatro o cinco canciones,
o tocaba dos o tres acordes,
cuando reía no había quien la igualara,
cuando se enfurruñaba era todavía más adorable.