Si te gusta las mujeres con
buenas tetas, heres un verde
poeta, y si no tambien, porque
una cosa no limita a la otra.
buenas tetas, heres un verde
poeta, y si no tambien, porque
una cosa no limita a la otra.
Me afeitaba yo esta mañana y en esa mi tarea habitual, me decía: ¿Que escribo hoy? De pronto me he acordado de que un día conocía a Rosa, al instante mismo
mientras me pasaba la hoja, comencé a decirme:! Rosas para Rosa/ porque uno pocho si la quería/ y porque se llamaba Rosa.
Me he repetido los versos a hilvanar, y como sangraba un poco en la barbilla, me he pegado un trozo pequeño de papel higiénico, porque la sangre me chorreaba por la barbilla... Es así como me han nacido los versos para Rosa... por cierto interrumpudos. Y! que pena! Yo que acariciaba sus senos en la pradera verde, por poco se me hielan los versos. Es entonces que recordé a Tomas Iriarte y su fábula del no dudo simpático borrico... Y que fueron mis primeras lecturas. Qu es curioso, que memoris lejanas no se han perdido y si oroas a millares mucho mas cercanas.
Se resube, que los versos a Rosa han quedado interrumpidos... Bueno, mañana será otro día.
Creo se llamaba la fábula: EL BURRO Y LA FLAUTA.
En los verdes prados
que hay en un lugar
pasaba un borrico
por casualidad:
lo dice la fábula
de Iriarte Tomas.
Una flauta en ellos
halló, fue un zagal
que dejo olvidada:
nos cuenta Tomas
Y que se acerco a olerla
el dicho animal
Y que dió un ressoplido
por casualidad.
! Ho! -dijo el borrico-
! Que bien se tocar!
Esto no es mío
lo dijo Tomas...
En su bella historia
digna de contar,
porque un resoplido
de música asnal.
Solo porque olvido
de aquel zagal.
mientras me pasaba la hoja, comencé a decirme:! Rosas para Rosa/ porque uno pocho si la quería/ y porque se llamaba Rosa.
Me he repetido los versos a hilvanar, y como sangraba un poco en la barbilla, me he pegado un trozo pequeño de papel higiénico, porque la sangre me chorreaba por la barbilla... Es así como me han nacido los versos para Rosa... por cierto interrumpudos. Y! que pena! Yo que acariciaba sus senos en la pradera verde, por poco se me hielan los versos. Es entonces que recordé a Tomas Iriarte y su fábula del no dudo simpático borrico... Y que fueron mis primeras lecturas. Qu es curioso, que memoris lejanas no se han perdido y si oroas a millares mucho mas cercanas.
Se resube, que los versos a Rosa han quedado interrumpidos... Bueno, mañana será otro día.
Creo se llamaba la fábula: EL BURRO Y LA FLAUTA.
En los verdes prados
que hay en un lugar
pasaba un borrico
por casualidad:
lo dice la fábula
de Iriarte Tomas.
Una flauta en ellos
halló, fue un zagal
que dejo olvidada:
nos cuenta Tomas
Y que se acerco a olerla
el dicho animal
Y que dió un ressoplido
por casualidad.
! Ho! -dijo el borrico-
! Que bien se tocar!
Esto no es mío
lo dijo Tomas...
En su bella historia
digna de contar,
porque un resoplido
de música asnal.
Solo porque olvido
de aquel zagal.