EL RUEGO...

EL RUEGO

Señor, Señor, hace tiempo un día

soñé un amor como jamás pudiera

soñarlo nadie, algún amor que fuera

la vida toda, toda la poesía.

Y pasaba el invierno y no venía,

y pasaba también la primavera,

y el verano de nuevo persistía,

y el otoño me hallaba con mi espera.

Señor, Señor, mi espalda esta desnuda.

¡Haz restallar allí, con mano ruda,

el látigo que sangra a los perversos!

¡Que está la tarde ya sobre mi vida,

y esta pasión ardiente y desmedida

la he perdido, Señor, haciendo versos!

Alfonsina Storni