EL RUEGO
Señor, Señor, hace tiempo un día
soñé un amor como jamás pudiera
soñarlo nadie, algún amor que fuera
la vida toda, toda la poesía.
Y pasaba el invierno y no venía,
y pasaba también la primavera,
y el verano de nuevo persistía,
y el otoño me hallaba con mi espera.
Señor, Señor, mi espalda esta desnuda.
¡Haz restallar allí, con mano ruda,
el látigo que sangra a los perversos!
¡Que está la tarde ya sobre mi vida,
y esta pasión ardiente y desmedida
la he perdido, Señor, haciendo versos!
Alfonsina Storni
Señor, Señor, hace tiempo un día
soñé un amor como jamás pudiera
soñarlo nadie, algún amor que fuera
la vida toda, toda la poesía.
Y pasaba el invierno y no venía,
y pasaba también la primavera,
y el verano de nuevo persistía,
y el otoño me hallaba con mi espera.
Señor, Señor, mi espalda esta desnuda.
¡Haz restallar allí, con mano ruda,
el látigo que sangra a los perversos!
¡Que está la tarde ya sobre mi vida,
y esta pasión ardiente y desmedida
la he perdido, Señor, haciendo versos!
Alfonsina Storni