LA AURORA de Federico García Lorca.
La aurora de Nueva York tiene
cuatro columnas de cieno
y un huracán de negras palomas
que chapotean las aguas podridas.
La aurora de Nueva York gime
por las inmensas escaleras
buscando entre las aristas
nardos de angustia dibujada.
La aurora llega y nadie la recibe en su boca
porque allí no hay mañana ni esperanza posible.
A veces las monedas en enjambres furiosos
taladran y devoran abandonados niños.
Los primeros que salen comprenden con sus huesos
que no habrá paraíso ni amores deshojados;
saben que van al cieno de números y leyes,
a los juegos sin arte, a sudores sin fruto.
La luz es sepultada por cadenas y ruidos
en impúdico reto de ciencia sin raíces.
Por los barrios hay gentes que vacilan insomnes
como recién salidas de un naufragio de sangre.
Federico García Lorca, Poeta en Nueva York.
Federico García Lorca (1898-1936) llegó a Nueva York en junio de 1929 con el propósito de estudiar en la Universidad de Columbia y de alejarse de un periodo oscuro en el terreno amoroso.
No es la ciudad neoyorquina la que producirá en el poeta la angustia que laten en los versos de Poeta en Nueva York. El poeta quiere olvidar la furia de un amor pasado cuyo fracaso provoca la angustia que el poeta siente.
Nueva York se convierte, en virtud de esta situación, en un símbolo sobre el que el poeta proyecta sus sentimientos. Podríamos decir que el protagonista del libro es más el poeta que la ciudad. Nueva York se transforma en una ciudad-mundo, un símbolo patético: el del sufrimiento y el de la deshumanización.
El tema de la ciudad como espacio deshumanizado aparecen reiteradamente en el cine y la literatura de la época. John Dos Passos en Manhattan Transfer y la película Metrópolis de Fritz Lang exploran la ciudad como tema artístico desde una consideración negativa que ve en la metrópoli un mundo negativo para el hombre.
El fondo de Poeta en Nueva York es, pues, amoroso, pero se añaden a él otro como es la falta de armonía y solidaridad en el universo. El mundo natural está amenazado por la nueva sociedad tecnológica que ve en el emporio capitalista y que coincide con el crash que se produjo en octubre de 1929. El poeta entonces denuncia el sufrimiento que padecen los más débiles en esa ciudad-mundo deshumanizada. El dolor hermana al poeta con los que padecen, en especial, los negros, los niños, las gentes que vagan insomnes y todos los que como él sufren una situación de desamor.
En Poeta en Nueva York se abre una nueva etapa. Se aleja del andalucismo buscando una renovación en los contenidos y en las técnicas, estimulado por las novedades que habían aparecido en Sobre los ángeles de Rafael Alberti. Entre ambos existía una fuerte rivalidad y Lorca, a pesar de su éxito de Romancero gitano, no podía dejar de reconocer que en el libro de Alberti había una novedad estilística mucho más radical.
La aurora se sitúa en la tercera parte del libro Calles y sueños que se abre con unos versos de Vicente Aleixandre:
Un pájaro de papel en el pecho
dice que el tiempo de los besos no ha llegado.
El tema del poema es la descripción, llena de desolación de un amanecer en poeta en NY, ciudad símbolo de una civilización materialista y deshumanizada. En él se contraponen dialécticamente, como en el resto del poemario, naturaleza y civilización.
La luz es sepultada por cadenas y ruidos/en impúdico reto de ciencia sin raíces.
La naturaleza, simbolizada en la luz, ha perdido la batalla contra la civilización que ataca; ha quedado sepultada bajo las cadenas de una ciencia sin raíces, antinatural y abstracta. Se oponen también luz/cadenas en un planteamiento de polaridad. El dinero, producto de la civilización, es también una presencia agresiva:
A veces las monedas en enjambres furiosos/taladran y devoran abandonados niños.
El poema se divide en cuatro partes: encontramos dos grupos de versos que comienzan con La aurora de Nueva York, el tercero, sólo La aurora. El cuarto grupo se inicia con Los primeros que salen... El grupo final, La luz es sepultada... Teniendo en cuenta que luz se identifica con aurora, podemos considerar que el protagonista del poema es esa falta de luz/aurora. La llegada de la aurora es como un inmenso dosel con cuatro columnas de cieno/ y un huracán de negras palomas donde la luz es sepultada por cadenas y ruidos/ en impúdico reto de ciencia sin raíces.
La falta de mañana (aurora-luz-naturaleza) no sólo hace referencia al amanecer sino que también simboliza la falta de esperanza para todos los que viven allí, y para el mismo poeta. En el poema la aurora representa, pues, la esperanza para los seres marginados de NY y para el propio poeta -roto por dentro- que comprende que no habrá paraíso ni amores deshojados.
Vemos, por fin, como se acumulan imágenes sucesivas sin enlace entre sí. El poema es una serie de palabras o construcciones negativas, así como de términos que expresan carencia o ausencia (el tema del vacío): negras palomas, nadie la recibe, no hay mañana ni esperanza posible, abandonados niños, no habrá paraíso ni amores deshojados, juegos sin arte, sudores sin fruto, luz sepultada, impúdico (sin pudor), ciencia sin raíces, insomnes (sin sueño).
Por último, resaltar el empobrecimiento de las gamas de color cuando tan ricas eran en libros anteriores. Lorca nos habla de una ciudad cuya luz es sepultada y de negras palomas. Sólo flota sobre las aguas podridas el color de la sangre. Esto, no cabe duda, es coherente con el estado de angustia interior del poeta.
Poeta en NY se públicó póstumamente en 1940. En efecto, en este año aparecen dos ediciones: la de José Bergamín en Mexico en la editorial Séneca que representaba a los exiliados, y en Nueva York, publicada en edición bilingüe por Norton.
La aurora de Nueva York tiene
cuatro columnas de cieno
y un huracán de negras palomas
que chapotean las aguas podridas.
La aurora de Nueva York gime
por las inmensas escaleras
buscando entre las aristas
nardos de angustia dibujada.
La aurora llega y nadie la recibe en su boca
porque allí no hay mañana ni esperanza posible.
A veces las monedas en enjambres furiosos
taladran y devoran abandonados niños.
Los primeros que salen comprenden con sus huesos
que no habrá paraíso ni amores deshojados;
saben que van al cieno de números y leyes,
a los juegos sin arte, a sudores sin fruto.
La luz es sepultada por cadenas y ruidos
en impúdico reto de ciencia sin raíces.
Por los barrios hay gentes que vacilan insomnes
como recién salidas de un naufragio de sangre.
Federico García Lorca, Poeta en Nueva York.
Federico García Lorca (1898-1936) llegó a Nueva York en junio de 1929 con el propósito de estudiar en la Universidad de Columbia y de alejarse de un periodo oscuro en el terreno amoroso.
No es la ciudad neoyorquina la que producirá en el poeta la angustia que laten en los versos de Poeta en Nueva York. El poeta quiere olvidar la furia de un amor pasado cuyo fracaso provoca la angustia que el poeta siente.
Nueva York se convierte, en virtud de esta situación, en un símbolo sobre el que el poeta proyecta sus sentimientos. Podríamos decir que el protagonista del libro es más el poeta que la ciudad. Nueva York se transforma en una ciudad-mundo, un símbolo patético: el del sufrimiento y el de la deshumanización.
El tema de la ciudad como espacio deshumanizado aparecen reiteradamente en el cine y la literatura de la época. John Dos Passos en Manhattan Transfer y la película Metrópolis de Fritz Lang exploran la ciudad como tema artístico desde una consideración negativa que ve en la metrópoli un mundo negativo para el hombre.
El fondo de Poeta en Nueva York es, pues, amoroso, pero se añaden a él otro como es la falta de armonía y solidaridad en el universo. El mundo natural está amenazado por la nueva sociedad tecnológica que ve en el emporio capitalista y que coincide con el crash que se produjo en octubre de 1929. El poeta entonces denuncia el sufrimiento que padecen los más débiles en esa ciudad-mundo deshumanizada. El dolor hermana al poeta con los que padecen, en especial, los negros, los niños, las gentes que vagan insomnes y todos los que como él sufren una situación de desamor.
En Poeta en Nueva York se abre una nueva etapa. Se aleja del andalucismo buscando una renovación en los contenidos y en las técnicas, estimulado por las novedades que habían aparecido en Sobre los ángeles de Rafael Alberti. Entre ambos existía una fuerte rivalidad y Lorca, a pesar de su éxito de Romancero gitano, no podía dejar de reconocer que en el libro de Alberti había una novedad estilística mucho más radical.
La aurora se sitúa en la tercera parte del libro Calles y sueños que se abre con unos versos de Vicente Aleixandre:
Un pájaro de papel en el pecho
dice que el tiempo de los besos no ha llegado.
El tema del poema es la descripción, llena de desolación de un amanecer en poeta en NY, ciudad símbolo de una civilización materialista y deshumanizada. En él se contraponen dialécticamente, como en el resto del poemario, naturaleza y civilización.
La luz es sepultada por cadenas y ruidos/en impúdico reto de ciencia sin raíces.
La naturaleza, simbolizada en la luz, ha perdido la batalla contra la civilización que ataca; ha quedado sepultada bajo las cadenas de una ciencia sin raíces, antinatural y abstracta. Se oponen también luz/cadenas en un planteamiento de polaridad. El dinero, producto de la civilización, es también una presencia agresiva:
A veces las monedas en enjambres furiosos/taladran y devoran abandonados niños.
El poema se divide en cuatro partes: encontramos dos grupos de versos que comienzan con La aurora de Nueva York, el tercero, sólo La aurora. El cuarto grupo se inicia con Los primeros que salen... El grupo final, La luz es sepultada... Teniendo en cuenta que luz se identifica con aurora, podemos considerar que el protagonista del poema es esa falta de luz/aurora. La llegada de la aurora es como un inmenso dosel con cuatro columnas de cieno/ y un huracán de negras palomas donde la luz es sepultada por cadenas y ruidos/ en impúdico reto de ciencia sin raíces.
La falta de mañana (aurora-luz-naturaleza) no sólo hace referencia al amanecer sino que también simboliza la falta de esperanza para todos los que viven allí, y para el mismo poeta. En el poema la aurora representa, pues, la esperanza para los seres marginados de NY y para el propio poeta -roto por dentro- que comprende que no habrá paraíso ni amores deshojados.
Vemos, por fin, como se acumulan imágenes sucesivas sin enlace entre sí. El poema es una serie de palabras o construcciones negativas, así como de términos que expresan carencia o ausencia (el tema del vacío): negras palomas, nadie la recibe, no hay mañana ni esperanza posible, abandonados niños, no habrá paraíso ni amores deshojados, juegos sin arte, sudores sin fruto, luz sepultada, impúdico (sin pudor), ciencia sin raíces, insomnes (sin sueño).
Por último, resaltar el empobrecimiento de las gamas de color cuando tan ricas eran en libros anteriores. Lorca nos habla de una ciudad cuya luz es sepultada y de negras palomas. Sólo flota sobre las aguas podridas el color de la sangre. Esto, no cabe duda, es coherente con el estado de angustia interior del poeta.
Poeta en NY se públicó póstumamente en 1940. En efecto, en este año aparecen dos ediciones: la de José Bergamín en Mexico en la editorial Séneca que representaba a los exiliados, y en Nueva York, publicada en edición bilingüe por Norton.