ÁLAMOS DEL RÍO DUERO
Esta el otoño presente
en la Ribera del Duero,
hay hojas en el ambiente
con sonido de bolero
Álamos que marcan fechas
en el otoño soriano,
llegan nostalgias derechas
a este campo castellano.
Los colores se hacen fuertes
en tiempos de sementera,
y van cogiendo las fuentes
olores de primavera.
Álamos que son testigos
de las mañanas de niebla,
son del Duero sus amigos
aunque no sepan de siembra.
Se amontonan los recuerdos
sobre los largos caminos,
labradores que son cuerdos
sin querer ser adivinos.
Esta Ribera del Duero
donde se vive el silencio,
el frío del mes de enero
jamás se le pone precio.
Con sus álamos desnudos
y las hojas por el suelo,
en los inviernos más crudos
el calor es un consuelo.
San Esteban mira al Duero
con sus álamos cantores,
la tierra del romancero
siempre nos hablo de amores.
Álamos de la Ribera
que hacen bello su paisaje,
es dulce su primavera
sin hablarnos de linaje.
G X Cantalapiedra.
Esta el otoño presente
en la Ribera del Duero,
hay hojas en el ambiente
con sonido de bolero
Álamos que marcan fechas
en el otoño soriano,
llegan nostalgias derechas
a este campo castellano.
Los colores se hacen fuertes
en tiempos de sementera,
y van cogiendo las fuentes
olores de primavera.
Álamos que son testigos
de las mañanas de niebla,
son del Duero sus amigos
aunque no sepan de siembra.
Se amontonan los recuerdos
sobre los largos caminos,
labradores que son cuerdos
sin querer ser adivinos.
Esta Ribera del Duero
donde se vive el silencio,
el frío del mes de enero
jamás se le pone precio.
Con sus álamos desnudos
y las hojas por el suelo,
en los inviernos más crudos
el calor es un consuelo.
San Esteban mira al Duero
con sus álamos cantores,
la tierra del romancero
siempre nos hablo de amores.
Álamos de la Ribera
que hacen bello su paisaje,
es dulce su primavera
sin hablarnos de linaje.
G X Cantalapiedra.