“Canción para dormir a un niño pobre” de Victoriano Crémer
Ángeles con espadas
custodian el aire.
Un toro de sombra
mugiendo en los árboles.
—Madre, tengo miedo
del aire.
Mira las estrellas.
Aún no son de nadie;
ni son del Obispo
ni son del Alcalde.
—Madre, quiero una
que hable.
Patitas de cabra
siguen vacilantes
al osito blanco
de la luna errante.
—Madre, quiero un oso
que baile.
Pandero de harina:
luna en el estanque.
Las cinco cabrillas
sin cesar, tocándole.
—Madre, se me hielan
las carnes.
Floridas de escarcha
ya son como panes.
La aurora las dora
y acorteza el aire.
—Madre, no te oigo.
¡Tengo hambre!
¡Uuuuuuuh…! Duerme, mi niño;
que viene el aire
y se lleva a los niños
que tienen hambre.
Victoriano Crémer Alonso nació en Burgos, el 18 de diciembre de 1906.
Involucrado en el partido anarco-sindicalista, durante la Guerra Civil Española, se libró de la muerte en varias ocasiones y tras salir de la cárcel fundó la revista “Espadaña”, junto a Antonio González de Lama, Luis López Santos, José Castro Ovejero, Anglada, Antonio Pereira y el también poeta Eugenio G. de Nora, que sirvió de medio de expresión para muchos autores de la llamada “Poesía desarraigada” que tuvo no numerosos enfrentamientos con el régimen franquista, canalizando la lucha de toda una generación de poetas que encontraron en ella su medio de expresión.
Murió en León, el 27 de junio de 2009.
Murió con 102 años y es el poeta más longevo en lengua castellana.
Localización: Este poema de plena actualidad en tiempo de crisis pertenece a Nuevos cantos de vida y esperanza.
Pertenece a la poesía social que tanto arraigo tuvo en los poetas de su generación.
EN CUANTO A LA MÉTRICA ESTÁ FORMADO POR VERSOS DE MUY DISTINTAS MEDIDAS. La rima es asonante en a/e rimando los pares. Bien podría ser un romancillo si la medida de los versos fuera uniforme.
Ángeles con espadas
custodian el aire.
Un toro de sombra
mugiendo en los árboles.
—Madre, tengo miedo
del aire.
Mira las estrellas.
Aún no son de nadie;
ni son del Obispo
ni son del Alcalde.
—Madre, quiero una
que hable.
Patitas de cabra
siguen vacilantes
al osito blanco
de la luna errante.
—Madre, quiero un oso
que baile.
Pandero de harina:
luna en el estanque.
Las cinco cabrillas
sin cesar, tocándole.
—Madre, se me hielan
las carnes.
Floridas de escarcha
ya son como panes.
La aurora las dora
y acorteza el aire.
—Madre, no te oigo.
¡Tengo hambre!
¡Uuuuuuuh…! Duerme, mi niño;
que viene el aire
y se lleva a los niños
que tienen hambre.
Victoriano Crémer Alonso nació en Burgos, el 18 de diciembre de 1906.
Involucrado en el partido anarco-sindicalista, durante la Guerra Civil Española, se libró de la muerte en varias ocasiones y tras salir de la cárcel fundó la revista “Espadaña”, junto a Antonio González de Lama, Luis López Santos, José Castro Ovejero, Anglada, Antonio Pereira y el también poeta Eugenio G. de Nora, que sirvió de medio de expresión para muchos autores de la llamada “Poesía desarraigada” que tuvo no numerosos enfrentamientos con el régimen franquista, canalizando la lucha de toda una generación de poetas que encontraron en ella su medio de expresión.
Murió en León, el 27 de junio de 2009.
Murió con 102 años y es el poeta más longevo en lengua castellana.
Localización: Este poema de plena actualidad en tiempo de crisis pertenece a Nuevos cantos de vida y esperanza.
Pertenece a la poesía social que tanto arraigo tuvo en los poetas de su generación.
EN CUANTO A LA MÉTRICA ESTÁ FORMADO POR VERSOS DE MUY DISTINTAS MEDIDAS. La rima es asonante en a/e rimando los pares. Bien podría ser un romancillo si la medida de los versos fuera uniforme.