PRÓXIMA SEMANA (ABRIL 20-27, 2015): CARLOS BARRAL:...

PRÓXIMA SEMANA (ABRIL 20-27, 2015): CARLOS BARRAL:

LOS POETAS DE LOS SESENTA

CARACTERÍSTICAS:
* Han nacido entre 1925 y 1935, por lo que no han participado en la guerra civil.
* Poesía de experiencia personal
* Poetas del conocimiento y de la segunda generación de los cincuenta
* Progresivo alejamiento de las formas denotativas
* recuperación de la palabra evocadora y expresiva: la infancia, el paisaje, el amor, el erotismo, la amistad, el marco cotidiano...
* Lenguaje cotidiano, pero preciso,
* Realismo y postura crítica
* Parodia, sarcasmo, ironía.
* Son obras de calidad y autenticidad

POETAS:

ÁNGEL GONZÁLEZ, JOSE ÁNGEL VALENTE, CLAUDIO RODRIGUEZ, CABALLERO BONALD, GIL DE BIEDMA, JOSÉ AUSTÍN GOYTISOLO, CARLOS BARRAL, FRANCISCO BRINES Y CARLOS SAHEGÚN, además de MARÍA VICTORIA ATENCIA, ÁNGEL CRESPO Y ANTONIO GAMONEDA.

PRÓXIMA SEMANA (ABRIL 20-27, 2015): CARLOS BARRAL

Carlos Barral y Agesta, (Barcelona, 1928 - Barcelona, 12 de diciembre de 1989) fue un poeta, memorialista, editor y senador español nacido en Barcelona.

Biografía

Licenciado en Derecho por la Universidad de Barcelona en 1950, fue Alma mater, junto a Jaime Gil de Biedma, de la generación literaria de los 50. Es el poeta más complejo de la generación (José Agustín Goytisolo, Gabriel Ferrater, etc.) y el que consigue unos juegos del lenguaje más elevados. Escribió tres volúmenes de memorias que son un hito del género en español. Al asumir la jefatura de la editorial Seix Barral, empresa familiar de libros de texto fundada por sus padres en 1911, le imprimió una dirección que le llevó a ser la referencia literaria de todo el mundo hispano editando clásicos de la cultura progresista de los cincuenta, sesenta y setenta. Creó un premio de edición a escala internacional, el Formentor, el Biblioteca Breve y el premio Barral de novela, y fue uno de los artífices del boom latinoamericano y dio a conocer a autores como Juan Marsé, Mario Vargas Llosa, Alfredo Bryce Echenique o Julio Cortázar. Aficionado a la vela, y de salud delicada, fue además senador por Tarragona en 1982 y parlamentario europeo por el PSC-PSOE. En 1988 obtuvo el Premio Comillas de Tusquets Editores en la categoría de Memorias por Cuando las horas veloces. Murió en Barcelona en 1989.

Escribió treinta años de Diarios y mantuvo correspondencia, entre otros, con Max Aub, María Zambrano, Camilo José Cela, Miguel Delibes, Gonzalo Torrente Ballester, Vicente Aleixandre, Caballero Bonald, Alfredo Bryce Echenique, Giulio Einaudi, Alberto Oliart, Jaime Gil de Biedma, Jaime Salinas Bonmatí y los presos políticos de Burgos. Su archivo se encuentra depositado en la Biblioteca de Cataluña. En Calafell, se encuentra una casa-museo en su memoria.

Obra

Escribió varios libros de poemas relevantes en la década de los 60,

Lírica

• Las aguas reiteradas (1952)
• Metropolitano (1957)
• Diecinueve figuras de mi historia civil (1961)
• Usuras (1965)
• Figuración y fuga (1966)
• Informe personal sobre el alba (1970)
• Usuras y figuraciones (1973)
• Lecciones de cosas: Veinte poemas para el nieto Malcolm (1986)
• Antología poética (1989)
• Poesía completa (1998)

Aquí podéis ver un ejemplo del bello estilo de este gran poeta:

LAS AGUAS REITERADAS
Récifs délicieux, Île toute prochaine.

I
En las aguas profundas,
en las ondas del sueño amurallado,
a menudo apareces, y en el curso
verde y olvidadizo de los ríos.
Conozco tu presencia
en las cortezas húmedas del aire
y sé que en un lugar,
excavada en la lluvia
tu iluminada soledad persiste.

II
Aires tan dulcemente amanecidos,
apenas rotos, aires
y ya un párpado triste os oscurece...
Arrecifes al alba,
manantial en suspenso,
ojos en que se espuman tus cristales,
bañas de pronto y amamantas, lavas.
Los marítimos vientos
y fluviales contornos verificas
¡oh escogida mañana
semejante a la lágrima de un niño!

III
Mira el pequeño cauce incorporado
donde nace el arroyo,
las almas vegetales anhelantes,
y un aliento de orillas
siente que hacia tu carne se evapora.

Como suben las savias y rezuman
esparces tú la boca por tu tronco.
Lengua con sed, sedientas las raíces,
tendéis las hojas ávidas, iguales,
y os entregáis al mismo cumplimiento.

(En los cielos más altos se diluyen
las playas arrancadas
con sus calmas antiguas y rompientes
y convoca sus cántaros el río.)

IV
Oh pájaro en dulcísima pendiente
y corazón en tránsito de brisa,
la libertad te tiembla.

El amoroso músculo del nardo
hacia el paso flexible,
la saeta risueña de tus pechos
se tiende humedecida,
y una cintura limpia se doblega.

En la piedra untuosa
la huella engarza un aran del de frío
y flota tu camino en la tormenta
-blanco delfín entre sus densas redes-.

V
Tu corazón de lluvia largamente
aprendido del aire y de la rama
¿hacia qué espacios va,
sobre qué viento?

El cuerpo lleva uncido por el pulso,
hacia el rayo lo invita, lo apresura.

La libertad del cuerpo
y los ríos de piel se desoprimen,
sus sensitivos lechos abandonan
los muslos limitados de caricia
y el brazo y la garganta.

Todo el amor por estas fuentes libra
un dios delicuescente.

Y en el nombre del pájaro,
de la inflamada espuma del almendro,
en el sabor del fruto propagado,
alguna paz de la fatiga abierta
con los latidos mansos configura
un ciervo entre los pechos de alegría.

VI
Llueves,
en ti se cumplen
como aquellas del mar de que proceden,
las aguas reiteradas de tu sueño,
tu número de nubes y de peces.

Por tu blanda corriente
levantada la luz hacia las cumbres
sube.
Desde allí viene el hijo
como un dulce rebaño
que desciende las húmedas laderas
y aproxima la fuente
de tu entraña sombría, desgranada
como una profunda
cascada de cerezas.

VII
Sobre el campo embriagado, tu camino
ligero hacia los pórticos recoge
el alma y el auspicio de la nube,
peristilo esbeltísimo que apura
en abril instantáneo, entre avellanos,
el culto repetido de tu gracia.

Así, llena de lágrimas, alegre,
húmedo el cereal de tu cabello,
florecida en la tarde me pareces
un laurel en la lluvia iluminada.

VIII
A veces sorprendía
flotando tu cabeza por mi cuerpo.
Era en agua cercada,
obscura en que dejaba de seguirte,
pero a toda la orilla,
desde el profundo centro estremecido
se impartía una onda
de corazón despierto, sin sosiego.
Estabas sobre el pecho
nocturno de inundadas soledades,
aquí comparecida, sin deseo,
sólo furtivamente abandonada,
como si una tormenta que olvidamos
hubiese desistido y no quedase
de ti más que esa dulce
provocación de párpados y labios.
Luego eras luz y transparencia tenue
y volvían las sombras a tenderse
sobre este mar de piel acantilada.

Barral, Carlos