“CAMINO A CASA”
Madre, recibe esta tarde
el mango más sabroso
de mi cariño
la miel más dulce
de mi espíritu
los rojos de mis suspiros
las palpitaciones de mi corazón
la piel de mi alma
la melancolía de mis ojos.
Edén de mis afectos.
He recorrido todas las lejanías
del abandono
he sufrido el desamparo
en cada estación del tiempo
pisando el fango de la miseria
asustado por el odio sin sentido
torturando el blanco de los crédulos
angustiado ante el abuso maligno
clamando la luz de tu sonrisa
pronunciando las silabas de tu abrazo.
La oscuridad ha cubierto el cielo
las estrellas extraviaron sus destellos
las luciérnagas escondieron su brillo
el rio ha llorado el ultraje al niño
las piedras han enloquecido de impotencia
las aves se ocultaron con la luna
las montañas han cesado sus perfumes
los mares se han puesto a llorar.
Camino a casa, Madre
mi esperanza ha cantado con la lluvia
mi sonrisa ha danzado con la aurora
mi sed se ha saciado con tus huellas
el agua se volvió mansa refrescando mis vacios
la tierra purifico sus entrañas
el sol se vistió de niño
el rocío beso a los picaflores
las mariposas liberaron sus colores
el mango ha florecido de nuevo
el puerto del destino es una humilde calle
infinita pertenencia de nuestro encuentro.
EH
PD: Para aquellos niños perdidos, huyendo de las miserias humanas, buscando la ternura de sus madres.
Madre, recibe esta tarde
el mango más sabroso
de mi cariño
la miel más dulce
de mi espíritu
los rojos de mis suspiros
las palpitaciones de mi corazón
la piel de mi alma
la melancolía de mis ojos.
Edén de mis afectos.
He recorrido todas las lejanías
del abandono
he sufrido el desamparo
en cada estación del tiempo
pisando el fango de la miseria
asustado por el odio sin sentido
torturando el blanco de los crédulos
angustiado ante el abuso maligno
clamando la luz de tu sonrisa
pronunciando las silabas de tu abrazo.
La oscuridad ha cubierto el cielo
las estrellas extraviaron sus destellos
las luciérnagas escondieron su brillo
el rio ha llorado el ultraje al niño
las piedras han enloquecido de impotencia
las aves se ocultaron con la luna
las montañas han cesado sus perfumes
los mares se han puesto a llorar.
Camino a casa, Madre
mi esperanza ha cantado con la lluvia
mi sonrisa ha danzado con la aurora
mi sed se ha saciado con tus huellas
el agua se volvió mansa refrescando mis vacios
la tierra purifico sus entrañas
el sol se vistió de niño
el rocío beso a los picaflores
las mariposas liberaron sus colores
el mango ha florecido de nuevo
el puerto del destino es una humilde calle
infinita pertenencia de nuestro encuentro.
EH
PD: Para aquellos niños perdidos, huyendo de las miserias humanas, buscando la ternura de sus madres.
Me uno al agradecimiento de Ciudadana por tus magnificos poemas, y a este concretamente por su dedicación a los más debiles, los niños.
Saludos. Juan Pavelo.
Saludos. Juan Pavelo.
Te abrazare esta tarde en silencio
como si nada importara
íntimamente solos
rendidos al paso del tiempo.
La jungla ya no asusta
los destellos del espejismo
quedaron atrás.
Las ropas nuevas se volvieron harapos
los sueños se ríen un instante de Julio.
Te besare en lo invisible
en la recóndita luz
que no se ve
pero estremece.
Todas las risas volvieron
a jugar con nosotros
como en los días de patios y flores.
Ya no hay angustia en esta hora
el sol se está acostando
el viento camina erguido
los caminos se callan
para recibir a la luna.
Te voy acariciar siempre
en cada poro de la noche
en la piel del silencio
en la lagrima del rocío.
Te beberé en el aliento de la lluvia
en cada visita de la lejanía
en la plegaria del mañana
en cada suspiro del corazón mío.
EH
como si nada importara
íntimamente solos
rendidos al paso del tiempo.
La jungla ya no asusta
los destellos del espejismo
quedaron atrás.
Las ropas nuevas se volvieron harapos
los sueños se ríen un instante de Julio.
Te besare en lo invisible
en la recóndita luz
que no se ve
pero estremece.
Todas las risas volvieron
a jugar con nosotros
como en los días de patios y flores.
Ya no hay angustia en esta hora
el sol se está acostando
el viento camina erguido
los caminos se callan
para recibir a la luna.
Te voy acariciar siempre
en cada poro de la noche
en la piel del silencio
en la lagrima del rocío.
Te beberé en el aliento de la lluvia
en cada visita de la lejanía
en la plegaria del mañana
en cada suspiro del corazón mío.
EH
Querido Hornada, eres terriblemente genial. Que gozo leerte admirado Enrique.
Quise decir HORNA, la escritura tiene, a veces, estas malas pasadas.