batalla hubo
Casi al amanecer el mar morado
llanto de las adormideras roca viva
parto alas luces del alba
trite sabana que recoge entre asombros
la mugre del mundo
Casi al amanecer el mar morado
llanto de las adormideras roca viva
parto alas luces del alba
trite sabana que recoge entre asombros
la mugre del mundo
Poetisas y poetas: a mover la noria de los sueños, en esta mañana fría.
Busqué de madrugada, la luz o el relámpago que me acercara a la musas, zumbido de voces me sacaron, de esa fuerza que enardece, y regreso regreso del campo para saludaros tal y como me sople el teclado. Se que vengo de buscar, y he encontrado una madrugada... le jana, pero a fin de cuentas "madrugada"
BUSCANDO OTRA MADRUGADA...
Seca la hierba en el prado.
Silencio. Tiniebla ancha
en el cielo encapotado:
flores de amor apagadas
en un ocaso penando...
porque pisadas: pisadas
a lo largo del sendero
en una tarde lejana.
Porque de un alba un ocaso
creció llorando en el Alba
y por rendijas del recuerdo
se asomaban amargas
las manecillas en el tiempo
en relojes que no callan.
! Dios que rumor en los cuerpos
sobre la hierba aplastada.
Y que alocados lamentos...
como si aves lastimadas
hubieran perdido el vuelo
entre las nubes heladas.
Ruiseñores de silencios
callaban entre las zarzas
Y se callaba la hierba
donde Ella estuvo acostada.
Y crecían grandes cardos
por el valle y las cañadas.
Silencios: silencios largos
de mil flores deshojadas.
Y de las nubes abrazos
en adiós de lunas doradas.
Y se callaron los pájaros
y los silbos sus baladas.
Todas las lunas del cielo
de mi pena se burlaban
en carcajadas de hielo
que se quedaron clavadas...
Y cerré los ojos, luego
buscando otra madrugada.
libertad.
Busqué de madrugada, la luz o el relámpago que me acercara a la musas, zumbido de voces me sacaron, de esa fuerza que enardece, y regreso regreso del campo para saludaros tal y como me sople el teclado. Se que vengo de buscar, y he encontrado una madrugada... le jana, pero a fin de cuentas "madrugada"
BUSCANDO OTRA MADRUGADA...
Seca la hierba en el prado.
Silencio. Tiniebla ancha
en el cielo encapotado:
flores de amor apagadas
en un ocaso penando...
porque pisadas: pisadas
a lo largo del sendero
en una tarde lejana.
Porque de un alba un ocaso
creció llorando en el Alba
y por rendijas del recuerdo
se asomaban amargas
las manecillas en el tiempo
en relojes que no callan.
! Dios que rumor en los cuerpos
sobre la hierba aplastada.
Y que alocados lamentos...
como si aves lastimadas
hubieran perdido el vuelo
entre las nubes heladas.
Ruiseñores de silencios
callaban entre las zarzas
Y se callaba la hierba
donde Ella estuvo acostada.
Y crecían grandes cardos
por el valle y las cañadas.
Silencios: silencios largos
de mil flores deshojadas.
Y de las nubes abrazos
en adiós de lunas doradas.
Y se callaron los pájaros
y los silbos sus baladas.
Todas las lunas del cielo
de mi pena se burlaban
en carcajadas de hielo
que se quedaron clavadas...
Y cerré los ojos, luego
buscando otra madrugada.
libertad.