Historia de cacos
Hoy en el Dominical de ABC, me he reído, con el artículo de Pérez Reverte, no por el contenido, que no era de risa, si no por la forma de contarlo. Cuenta que uno de estos pasados días estando con su familia en su casa viendo la tele, uno de los perros empezó a ladrar, y por lo visto entraron dos ladrones por una ventana de la cocina, que al verse descubiertos salieron corriendo, cuenta que luego por la cámara de vigilancia, vieron a los tipos que con toda tranquilidad saltaron el muro, los observaron a través de la ventana y tranquilamente entraron en la casa. todo esto, contado con la sorna que le caracteriza.
Me ha recordado, que hace dos años, un domingo por la mañana, nos fuimos al centro de Madrid a dar una vuelta, y al volver y tratar de entrar en casa, ya con la puerta abierta vemos en mitad del pasillo a un joven, que de pronto, pensamos que era uno de nuestros hijos que hubiera ido como otras veces a buscar la llave del trastero, mi marido dice con voz festiva: ¡anda ¡¿Qué haces aquí? Pero no había terminado de decirlo, cuando de detrás de la puerta salió un tipo como un armario, que al instante salió corriendo dándonos un empujón, seguido de los otros dos, todo esto visto y no visto, entraron sin estropear la cerradura y que cuando nos fuimos dejamos cerrada con las vueltas reglamentarías. Dijimos, ¡que lastima no haber reaccionado más rápido y haber cerrado dejándolos dentro ¡luego pensamos ¡qué suerte, que podían habernos dejado entrar y una vez dentro….. En fin, que cuando vuelves a casa, no sabes lo que te vas a encontrar, eso si no entran cuando estás dentro.
Hoy en el Dominical de ABC, me he reído, con el artículo de Pérez Reverte, no por el contenido, que no era de risa, si no por la forma de contarlo. Cuenta que uno de estos pasados días estando con su familia en su casa viendo la tele, uno de los perros empezó a ladrar, y por lo visto entraron dos ladrones por una ventana de la cocina, que al verse descubiertos salieron corriendo, cuenta que luego por la cámara de vigilancia, vieron a los tipos que con toda tranquilidad saltaron el muro, los observaron a través de la ventana y tranquilamente entraron en la casa. todo esto, contado con la sorna que le caracteriza.
Me ha recordado, que hace dos años, un domingo por la mañana, nos fuimos al centro de Madrid a dar una vuelta, y al volver y tratar de entrar en casa, ya con la puerta abierta vemos en mitad del pasillo a un joven, que de pronto, pensamos que era uno de nuestros hijos que hubiera ido como otras veces a buscar la llave del trastero, mi marido dice con voz festiva: ¡anda ¡¿Qué haces aquí? Pero no había terminado de decirlo, cuando de detrás de la puerta salió un tipo como un armario, que al instante salió corriendo dándonos un empujón, seguido de los otros dos, todo esto visto y no visto, entraron sin estropear la cerradura y que cuando nos fuimos dejamos cerrada con las vueltas reglamentarías. Dijimos, ¡que lastima no haber reaccionado más rápido y haber cerrado dejándolos dentro ¡luego pensamos ¡qué suerte, que podían habernos dejado entrar y una vez dentro….. En fin, que cuando vuelves a casa, no sabes lo que te vas a encontrar, eso si no entran cuando estás dentro.