Calle Mayor,
Madrid, en la esquina con Sol, la pastelería La Mallorquina.
¡Ah, el cine Pleyel! Calle Mayor, nº4 o 6 que no lo recuerdo bien, pero muy cerca de un escaparate ante el cual me paraba varias veces al día, admirando las delicias que allí se exponían, en lo que se me hacía la boca agua. Para secarla, la mayoría de las veces pasaba y me compraba algún bollo o pastel y me lo iba comiendo camino de la boca del metro -salida a la calle Mayor-, entre ésta y Arenal, frente a la casa de La Sobrina de doña Manolita y de la pastelería La Mallorquina, que es donde saciaba mis ganas de pasteles.
Pero claro, ¿Cómo no iba a babear si pasaba ante ella como mínimo cuatro veces por la mañana y otras cuatro por la tarde, cuando no el doble y solamente el aroma que salía por las ventanas de "las cocinas, a ras de acera, me provocaba las papilas gustativas?
Saludos