Yo más que del Talanda, del Montoya.
Yo más que del Talanda, del MONTOYA
que recuerdos me trae de sus orillas
en las tardes pasadas de chiquilla
a la sombra del álamo en sus hoyas.
En tí encuentra refugio quien se apoya
tú, que antes que al PIÑERO en otras villas
seguro que has oído maravillas
que regalan los novios a sus"joyas".
Y bajaban tus aguas critalinas
que regaban el huerto de mi padre.
¿Y tenían los rosales espinas?.
¡Los blancos crisantemos de mi madre!
Y mi
abuela regaba... ni imaginas...
con tus aguas las flores en la tarde.