A LA MADRE:
Dices MADRE y la invade la ternura,
dices MADRE y se alegra su mirada,
te escucha con fervor, ilusionada,
te enseña con saber y con cordura.
Dices MADRE y se esfuma tu amargura,
dices MADRE y con alma sosegada
te ofrece todo y no te pide nada:
¡Tu madre es paradigma de bravura!.
Es LA MADRE que llena de alegría
los rigores del frío del
invierno;
ESA MADRE que cuida día a día
con sonrisa y cariño sempiterno,
con dulzura, con paz, con armonía
"retoños" de los "árboles" más tiernos.