UN INSTANTE
El tiempo juega misterioso
en las sombras de la vida,
como un duende veleidoso
cierra y abre nuevas heridas.
El deseo oculto florece
llenando de terror las pupilas,
más ese momento se desvanece
al marcar el reloj la despedida.
De ello nada queda, todo termina,
y al llegar la realidad aplastante
sabemos que solo fue un instante
que el olvido aguarda en la esquina.
La noche ocultó con su sombra
el anhelo que el alma hiere,
no habrá amanecer que consuele
aquello que sin voz se nombra.
Más seguimos haciendo camino
trizando a cada paso un recuerdo,
fieles a nuestro propio destino
sin saber si estamos locos o cuerdos.
Seguimos buscando en cada paso
una razón para nuestra existencia
apoyando la cabeza en algún regazo
que nos de calor con su presencia.
Seguimos rompiendo ilusiones
para no recibír más desengaños,
seguiremos buscando con los años
la paz que llene nuestros corazones.
Más ese instante flotará en al memoria
aunque el dolor oprima nuestro pecho,
todo es nada y a la nada va derecho
camino donde el
hombre hace su historia.
Y la historia es a veces tan amarga
que el dolor entorpece los sentidos,
somos
hombres y estámos heridos
y como hombres, esa es nuestra carga.
Solo la esperanza de un mañana diferente
es la luz que guia nuestro camino
para ver un amanecer resplandeciente
que de gozo llene nuestro destino.
Destino donde la paz soñada
de quietud a nuestras vidas,
cerrando para siempre las heridas
bajo el
dulce calor de una mirada.
Luz Parras.