0322:1 El zapato de Cristo (é-o) (ficha nº: 2127) Versión de Llombera (ay. La Pola de Gordón, p. j. León, ant. La Vecilla, comc. Gordón, León, España). Recitada por Anastasia Flecha (46a). Recogida por Josefina Sela, 1917. (Archivo: AMP; Colec.: Sela, J. (M. Goyri-R. Menéndez Pidal). Publicada en IGR-vulgar 1999, p. 336. 038 hemist. Música no registrada.
Por esos mundos abajo bajaba un pobre pidiendo,
2 dende el jueves al domingo no ha hallado ningún remedio.
Ya bajaba a una ermitina donde estaba el Padre Eterno.
4 Ya se pone de rodillas delante del Padre Eterno.
--Padre, que me habéis criado, me daréis algún remedio.--
6 Dióle zapatito de oro y el pobre iba contento.
Dende allí se fue a pedir a la casa del platero.
8 El platero, que lo vio, lo reconoció al momento.
-- ¿Dónde l`ha hurtado, traidor, dónde l`ha hurtado usted, perro?
10 --Yo no lo he hurtado a nadie y me lo dió el Padre Eterno,
si no lo quieren creer, vengan conmigo a saberlo.--
12 Dieron parte a la justicia, ya llevan al pobre preso;
la justicia iba delante y el pobre iba el trasero.
14 Ya bajara a aquella ermita donde estaba el Padre Eterno;
ya se pone de rodillas, delante del Padre Eterno.
16 --Dísteme el zapato, Padre, decidlo vos verdadero.--
Baja Cristo la cabeza y dice que sí, por cierto.
18 Las campanicas del cielo se tocan a lo contento,
Por esos mundos abajo bajaba un pobre pidiendo,
2 dende el jueves al domingo no ha hallado ningún remedio.
Ya bajaba a una ermitina donde estaba el Padre Eterno.
4 Ya se pone de rodillas delante del Padre Eterno.
--Padre, que me habéis criado, me daréis algún remedio.--
6 Dióle zapatito de oro y el pobre iba contento.
Dende allí se fue a pedir a la casa del platero.
8 El platero, que lo vio, lo reconoció al momento.
-- ¿Dónde l`ha hurtado, traidor, dónde l`ha hurtado usted, perro?
10 --Yo no lo he hurtado a nadie y me lo dió el Padre Eterno,
si no lo quieren creer, vengan conmigo a saberlo.--
12 Dieron parte a la justicia, ya llevan al pobre preso;
la justicia iba delante y el pobre iba el trasero.
14 Ya bajara a aquella ermita donde estaba el Padre Eterno;
ya se pone de rodillas, delante del Padre Eterno.
16 --Dísteme el zapato, Padre, decidlo vos verdadero.--
Baja Cristo la cabeza y dice que sí, por cierto.
18 Las campanicas del cielo se tocan a lo contento,