CONTINUACIÓN DEL ESCRITO DE AYER (INMIGRANTES)
Muchas veces el camino es recorrido con demasiado desencanto pues las cosas no se dan como habiamos imaginado, incluso como nos habían prometido.
Pero ahora ya es muy tarde para dar marcha atrás, seguimos adelante con la esperanza de un rápido retorno a la patria que hemos dejado tan lejos, nos aferramos a esa esperanza con uñas y dientes para no hundirnos en un pozo de
añoranza y desesperación al ver, que nuestras raíces y nuestra esencia se quedaron en el terruño de cada cual, que en ese país extranjero, no sirve para nada aquello que nos enseñaron y tampoco tenemos valor para despre dernos de ello aceptando y consintiendo más de lo que hubiesemos aceptado u consentido
en el lugar del que venimos, ¡Quizá por el hecho de ser inmigrante! Algo que condiciona y marca profundamente aunque no se quiera admitir.
Aún a pesar de ello y de todas las humillaciones por las que te hacen pasar, hay algo que no te pueden quitar aunque te arranquen la piel a tiras, es nuestra esesncia, nuestra voluntad de seguir adelante levantando la cabeza con orgullo, nuestra integridad, pues aunque seamos ese caminante, ante todo somos seres humanos con dignidad, esa dignidad que nos ayuda ha seguir luchando por la supervivencia, ese sentimiento ese sentimiento viene acompañado por la impotencia y eso no solo fue de los ionmigrantes de ayer, sino también de los de hoy, y quizá de los de mañana, pues siempre habrá miles de hombres y mujeres venidos de cualquier parte donde no había sitio para ellos, quizá por que levantaron la voz diciendo, ¡Basta ya de tanta hambre y tanta miseria! Buscan un lugar mejor para ellos y sus hijos en la tierra de todos, pero esa tierra tiene las cercas que pusieron los hombres obligandoles a ser, ese caminante sin camino en un país extraño donde sus huellas forjan nuevas esperanzas, donde paso a paso, latido a latido, van pagando un precio muy alto, a veces el de la propia vida.
Inmigranteno hay camino, ¡Tú vas forjando ese camino con tu sudor y tu esfuerzo! ¿Justcia... Injusticia... ¡Quién lo sabe! Lo que si sabemos, es que aquí está nuestra voz junto a la de otros muchos que jamás volvieron a la tierra que les vió nacer y si llegaron a ella, fue con el último aliento de sus vidas. Ellos no pudieron alzar la voz como lo hicieron nuestros poetas para decir: Caminante no hay camino, se hace camino al andar. Pero nosotros elevamos sus voces unidas a la nuestra en una sola oración, por que todos somos caminantes de un mismo camino, caminantes de un mismo ideal.
(Dedicado a todos los inmigrantes del mundo
sin diferencia de color o religión)
Luz Parras.
Muchas veces el camino es recorrido con demasiado desencanto pues las cosas no se dan como habiamos imaginado, incluso como nos habían prometido.
Pero ahora ya es muy tarde para dar marcha atrás, seguimos adelante con la esperanza de un rápido retorno a la patria que hemos dejado tan lejos, nos aferramos a esa esperanza con uñas y dientes para no hundirnos en un pozo de
añoranza y desesperación al ver, que nuestras raíces y nuestra esencia se quedaron en el terruño de cada cual, que en ese país extranjero, no sirve para nada aquello que nos enseñaron y tampoco tenemos valor para despre dernos de ello aceptando y consintiendo más de lo que hubiesemos aceptado u consentido
en el lugar del que venimos, ¡Quizá por el hecho de ser inmigrante! Algo que condiciona y marca profundamente aunque no se quiera admitir.
Aún a pesar de ello y de todas las humillaciones por las que te hacen pasar, hay algo que no te pueden quitar aunque te arranquen la piel a tiras, es nuestra esesncia, nuestra voluntad de seguir adelante levantando la cabeza con orgullo, nuestra integridad, pues aunque seamos ese caminante, ante todo somos seres humanos con dignidad, esa dignidad que nos ayuda ha seguir luchando por la supervivencia, ese sentimiento ese sentimiento viene acompañado por la impotencia y eso no solo fue de los ionmigrantes de ayer, sino también de los de hoy, y quizá de los de mañana, pues siempre habrá miles de hombres y mujeres venidos de cualquier parte donde no había sitio para ellos, quizá por que levantaron la voz diciendo, ¡Basta ya de tanta hambre y tanta miseria! Buscan un lugar mejor para ellos y sus hijos en la tierra de todos, pero esa tierra tiene las cercas que pusieron los hombres obligandoles a ser, ese caminante sin camino en un país extraño donde sus huellas forjan nuevas esperanzas, donde paso a paso, latido a latido, van pagando un precio muy alto, a veces el de la propia vida.
Inmigranteno hay camino, ¡Tú vas forjando ese camino con tu sudor y tu esfuerzo! ¿Justcia... Injusticia... ¡Quién lo sabe! Lo que si sabemos, es que aquí está nuestra voz junto a la de otros muchos que jamás volvieron a la tierra que les vió nacer y si llegaron a ella, fue con el último aliento de sus vidas. Ellos no pudieron alzar la voz como lo hicieron nuestros poetas para decir: Caminante no hay camino, se hace camino al andar. Pero nosotros elevamos sus voces unidas a la nuestra en una sola oración, por que todos somos caminantes de un mismo camino, caminantes de un mismo ideal.
(Dedicado a todos los inmigrantes del mundo
sin diferencia de color o religión)
Luz Parras.