COMO UN BUFON
Siento que voy descendiendo a un pozo que no tiene fondo
se hace mi dolor tan hondo que la luz va ensombreciendo.
Siento girar el mundo como la noria de un molino
dudo de lo material y lo divino
para descender a lo más profundo.
Tal vez en la tierra madre este la raíz de mi existencia
y mi vivir sea la sentencia del labrador que el surco abre.
Yo abro surcos al viento a la noche y las estrellas
a las cosas que yo siento que palpitan y que tiemblan.
Cada día que amanece, cada año que nos llega,
cada hora que se va sin esperanza cierta
de ver un nuevo sol brillar sobre la tierra.
Y en cada surco que abro de mi sangre una gota queda
un retazo de carne y de mi entraña la esencia.
No encuentro la paz para mi alma inquieta
ni lugar entre los hombres ni sosiego en las iglesias.
Me hastía lo banal y las pompas de las fiestas
las palabras tan vacías en cabezas aún más huecas.
Huyo de los que dicen que pensar es una simpleza
que vivír es el momento por si el mañana no llega.
Escapo de este mundo donde mi soledad se acrecienta
sintiéndome como un bufón que va de feria en feria.
En la soledad de la noche ante una ventana abierta
van cayendo dos lágrimas por mis mejillas resecas
y al perderse en la nada que al suelo no llegan,
siento como si mi alma se fuese también con ellas.
Luz Parras
Siento que voy descendiendo a un pozo que no tiene fondo
se hace mi dolor tan hondo que la luz va ensombreciendo.
Siento girar el mundo como la noria de un molino
dudo de lo material y lo divino
para descender a lo más profundo.
Tal vez en la tierra madre este la raíz de mi existencia
y mi vivir sea la sentencia del labrador que el surco abre.
Yo abro surcos al viento a la noche y las estrellas
a las cosas que yo siento que palpitan y que tiemblan.
Cada día que amanece, cada año que nos llega,
cada hora que se va sin esperanza cierta
de ver un nuevo sol brillar sobre la tierra.
Y en cada surco que abro de mi sangre una gota queda
un retazo de carne y de mi entraña la esencia.
No encuentro la paz para mi alma inquieta
ni lugar entre los hombres ni sosiego en las iglesias.
Me hastía lo banal y las pompas de las fiestas
las palabras tan vacías en cabezas aún más huecas.
Huyo de los que dicen que pensar es una simpleza
que vivír es el momento por si el mañana no llega.
Escapo de este mundo donde mi soledad se acrecienta
sintiéndome como un bufón que va de feria en feria.
En la soledad de la noche ante una ventana abierta
van cayendo dos lágrimas por mis mejillas resecas
y al perderse en la nada que al suelo no llegan,
siento como si mi alma se fuese también con ellas.
Luz Parras