PALABRAS HUECAS
Dádme un cielo de estrellas
y un silencio de muerte,
dádme un paisaje agostado
y el arrullo de una fuente.
No me deis voces vacías
que gritan cuando hablan,
pues dicen palabras necias
al que escucha y se calla.
No digais que el mundo es sordo
si no responde a vuestra chanza,
que las palabras huecas
el viento las arrastra.
Dádme palabras sencillas
que lleguen hasta mi alma,
dadmelas muy bajito
¡Que me arrullen al escucharlas!
Luz Parras.
Dádme un cielo de estrellas
y un silencio de muerte,
dádme un paisaje agostado
y el arrullo de una fuente.
No me deis voces vacías
que gritan cuando hablan,
pues dicen palabras necias
al que escucha y se calla.
No digais que el mundo es sordo
si no responde a vuestra chanza,
que las palabras huecas
el viento las arrastra.
Dádme palabras sencillas
que lleguen hasta mi alma,
dadmelas muy bajito
¡Que me arrullen al escucharlas!
Luz Parras.
! Hola! Regreso de un corto viaje, por tierras de Teruel y mi provincia, manteniendo un dialogo con la historia. Una Ciudad bonita Teruel, monumentos que hablan Y misita larga, al lugar de los famosos amantes (no llebaba ni boli ni libreta, si los ojos y mi sentir, sobre lo que me dije, que realidad o leyenda, estas cosas han sucedido muy a menudo. Dramática y emotiva como pocas historias de amor.
Al segundo día visita, a Albarracín: merece la pena.
Y de regreso. Y como el amor es fuente de la vida (lo describes a la perfección en el poema que precede) dijo alguien, que lo nombro fuente o manatiál y inagotable, muy cantado. Si no lo dijo lo digo yo.
Y es que yo, cuando visito, piedras milenarias, pienso que aquellas gentes también se amaros, dentros de esos muros o a las orillas del río que circula, entre peñascales `por el lugar y cuyas orillas están cubiertas de vegetación donde refugiarse en el día de ayer, del bochorno reinante. Pensé:
SOBRE LA HIERBA...
Ven mujer pronto: ahora
de tus brazos a los míos
en arrobadores suspiros,
una hora, muchas horas.
Ven hasta la verde alfombra
y bajo el cielo límpido
que tu corazón y el mío
se digan miles de cosas.
Ven mujer y en buena hora
recordemos verdes trigos...
en el valle y aquel grito
en el campo de amapolas.
Recordemos las mariposas
allí en la orilla del río,
y de pájaros sus trinos
en crecer de ansias locas.
Ver que entre piedras rebotan
rebeldes en su camino
las aguas, entre suspiros
y como en amor retozan.
Y que se alargan las sombras
cuando en abrazos perdidos.
Y que cuerpos retorcidos...
Y mil estrellas burlonas.
Y en la verde, verde alfombra,
en suaves, suaves crujidos
cuerpos de amor encendidos
sean despertar de auroras
libertad.
Al segundo día visita, a Albarracín: merece la pena.
Y de regreso. Y como el amor es fuente de la vida (lo describes a la perfección en el poema que precede) dijo alguien, que lo nombro fuente o manatiál y inagotable, muy cantado. Si no lo dijo lo digo yo.
Y es que yo, cuando visito, piedras milenarias, pienso que aquellas gentes también se amaros, dentros de esos muros o a las orillas del río que circula, entre peñascales `por el lugar y cuyas orillas están cubiertas de vegetación donde refugiarse en el día de ayer, del bochorno reinante. Pensé:
SOBRE LA HIERBA...
Ven mujer pronto: ahora
de tus brazos a los míos
en arrobadores suspiros,
una hora, muchas horas.
Ven hasta la verde alfombra
y bajo el cielo límpido
que tu corazón y el mío
se digan miles de cosas.
Ven mujer y en buena hora
recordemos verdes trigos...
en el valle y aquel grito
en el campo de amapolas.
Recordemos las mariposas
allí en la orilla del río,
y de pájaros sus trinos
en crecer de ansias locas.
Ver que entre piedras rebotan
rebeldes en su camino
las aguas, entre suspiros
y como en amor retozan.
Y que se alargan las sombras
cuando en abrazos perdidos.
Y que cuerpos retorcidos...
Y mil estrellas burlonas.
Y en la verde, verde alfombra,
en suaves, suaves crujidos
cuerpos de amor encendidos
sean despertar de auroras
libertad.