QUE NADIE ROBE MI PALABRA
¡Si señor! por eso canto, para que nadie robe mi palabra,
para que no digan, ¡Aquí tu no eres nada!
Que ataron mis manos y cerraron mi boca,
¿Si todos somos hermanos, a quien la suerte toca?
¡Si señor! por eso canto,
¡Para que nadie robe mi palabra! para que no digan,
¡Aquí tu no eres nada!
¡Vamos señores... Quién tiene derecho,
a cerrar todas las puertas
por no llevar un papel a cuestas que diga,
¡Yo soy de aquí, el mejor, el bien hecho!
¡Si señor! por eso canto, de rabia y de impotencia,
¡Aquí no hay conciencia, ni se respeta al ser humano!
Si hablo cierran mi boca con humillante indiferencia,
¿Qué haces aquí... ¡Molesta tu presencia!
Molesta no ser esclavo aunque estes en tierra ajena
y decir ¡Soy un ser humano! ¿Porqué semejante condena?
Que llegué a esta tierra creyendo que eramos iguales
y tan solo encontré, ¡Orgullo y calamidades!
¿Para qué tanta riqueza?
¡Si en el alma solo tenéis pobreza!
y en el ultimo viaje, ¡Nada se lleva de equipaje!
pues al llegar esa hora, el odio que sembrais ahora,
¡Moneda será de peaje!
¡Yo me voy! Pero os dejo mi canto,
canto recogido de otras muchas voces,
¡Que nada importa tanto!
Como la hermandad entre los hombres.
Luz Parras. (Frankfurt 1988 para Dialogos Sud Nort)
¡Si señor! por eso canto, para que nadie robe mi palabra,
para que no digan, ¡Aquí tu no eres nada!
Que ataron mis manos y cerraron mi boca,
¿Si todos somos hermanos, a quien la suerte toca?
¡Si señor! por eso canto,
¡Para que nadie robe mi palabra! para que no digan,
¡Aquí tu no eres nada!
¡Vamos señores... Quién tiene derecho,
a cerrar todas las puertas
por no llevar un papel a cuestas que diga,
¡Yo soy de aquí, el mejor, el bien hecho!
¡Si señor! por eso canto, de rabia y de impotencia,
¡Aquí no hay conciencia, ni se respeta al ser humano!
Si hablo cierran mi boca con humillante indiferencia,
¿Qué haces aquí... ¡Molesta tu presencia!
Molesta no ser esclavo aunque estes en tierra ajena
y decir ¡Soy un ser humano! ¿Porqué semejante condena?
Que llegué a esta tierra creyendo que eramos iguales
y tan solo encontré, ¡Orgullo y calamidades!
¿Para qué tanta riqueza?
¡Si en el alma solo tenéis pobreza!
y en el ultimo viaje, ¡Nada se lleva de equipaje!
pues al llegar esa hora, el odio que sembrais ahora,
¡Moneda será de peaje!
¡Yo me voy! Pero os dejo mi canto,
canto recogido de otras muchas voces,
¡Que nada importa tanto!
Como la hermandad entre los hombres.
Luz Parras. (Frankfurt 1988 para Dialogos Sud Nort)
! Hola Luz! Eso que nadie se crea que nunca paran los molinos.
Ni que se pueden acabar con todos los rosales
Ni vencer el destino.
¿Quien alienta tanto frí y llanto en las calles?
FUE AYER.
Hubo tiempo de rosales:
¿quien duda que palomas en el cielo
y que en la tierra y en el aire
y entre ruidos perecieron?
Fue ayer: poco antes
algunas flores crecieron:
poco antes de una tarde
en que chirridos de hierro
aplastaran los rosales.
Fue ayer: herida la tierra
e inertes los arados
y ateridas las estebas
en los surcos desangrados.
¿La tierra? Gimió la tierra
en soledad y desamparo.
No recuerdo hoy si era
primavera o verano...
Si recuerdo, gemir deshechas
espigas en los sembrados
y que me dió mucha pena
cuando vi un viejo llorando
Ayer: ayer jugaron los niños
envueltos de polvo y barro
antes de que mil ronquidos
les asustaran los pájaros:
antes de que el campo herido
y los nidos destrozados.
Ayer. Cuando no sabían
de aquellos ruidos extraños
que asolaban la campiña...
Ni de metales ni rayos
que destrozaban las viñas
y el campo, la paz del campo.
Ayer jugaban los niños
bajo cielos congelados
sin nada saber de ruidos,
si era invierno o verano.
Nada del llanto y el grito
ni de motores graznado.
Fue ayer: en cielos amarillos
junto al arado callado
Que dijo un anciano! malditos!...
y un niño lo vio llorando
libertad
Ni que se pueden acabar con todos los rosales
Ni vencer el destino.
¿Quien alienta tanto frí y llanto en las calles?
FUE AYER.
Hubo tiempo de rosales:
¿quien duda que palomas en el cielo
y que en la tierra y en el aire
y entre ruidos perecieron?
Fue ayer: poco antes
algunas flores crecieron:
poco antes de una tarde
en que chirridos de hierro
aplastaran los rosales.
Fue ayer: herida la tierra
e inertes los arados
y ateridas las estebas
en los surcos desangrados.
¿La tierra? Gimió la tierra
en soledad y desamparo.
No recuerdo hoy si era
primavera o verano...
Si recuerdo, gemir deshechas
espigas en los sembrados
y que me dió mucha pena
cuando vi un viejo llorando
Ayer: ayer jugaron los niños
envueltos de polvo y barro
antes de que mil ronquidos
les asustaran los pájaros:
antes de que el campo herido
y los nidos destrozados.
Ayer. Cuando no sabían
de aquellos ruidos extraños
que asolaban la campiña...
Ni de metales ni rayos
que destrozaban las viñas
y el campo, la paz del campo.
Ayer jugaban los niños
bajo cielos congelados
sin nada saber de ruidos,
si era invierno o verano.
Nada del llanto y el grito
ni de motores graznado.
Fue ayer: en cielos amarillos
junto al arado callado
Que dijo un anciano! malditos!...
y un niño lo vio llorando
libertad
Hola libertad. No pienses que no leo todo lo que me envias, lo hago con suma atención, pero tus versos son tan profundos que a veces no se que contestar,
solo me recreo en ellos sintiendolos en lo hondo.
Un abrazo Luz.
solo me recreo en ellos sintiendolos en lo hondo.
Un abrazo Luz.