Parece mentira que de algo triste pueda salir la belleza que compense el dolor. Bravo poetas, Luz y libertad, en especial y a todos los demás.
Me animáis a poner los míos de añoranza también. Lo escribí hace mucho tiempo y está de dedicado a Salas de los Infantes (Burgos) y a los Infantes de Lara. Me adentré en su historia como me he adentrado en los paisajes pero recordando los míos que dejé atrás.
LAGO Y ESPEJO DE MI TIERRA
He caminado por campos de Castilla
y el camino me ha llevado a tu encuentro.
No es fácil encontrar sombra en la llanura,
ni consuelo cuando sola pretendes
iniciar tu vuelo majestuoso por el cielo
en busca de retazos de tu niñez perdida,
en busca de claros manantiales, hondo recuerdo
de vivencias de niña en la espesura
de pinares inmensos, insondables.
Verde horizonte en lejanía.
Riscos impenetrables ganados pulso a pulso
en ascención heroica,
y una vez en las alturas,
todo el mar suspendido del cretácico,
convertido en masas arbóreas
de pinos, robles, sauces llorones,
hayedos, acebos y zarzales.
Caminos de verde hierba que acaricia,
lirios que nacen en las orillas del río,
truchas vivaces, pececillos,
aves que sobrevuelan y anidan
en las entrañas de la roca madre.
En la lejanía de las cumbres,
las raíces se incrustan en las piedras,
se enredan y tejen en sus moradas árboles,
té que perfuma y se extiende,
y abajo donde el monte quedó enano
contribuyen mil aromas a ensalzarlo.
Las abejas aprovechan todo el néctar
de las flores tan variadas de esta tierra.
Montes de espliego, lago y espejo de mi tierra.
De tomillo, mejorana, romero,
cantueso y poleo de los que mil abejas
se hacen eco, y beben tanto aroma
vertiendo en los claros manantiales del silencio,
contagiado, perfumando el agua de las fuentes,
frondosas en este mes de mayo.
Aligero mi peso soñando en el lago
y espejo de mi tierra.
Esta serranía que llevo en mis entrañas
como herencia de carretas, pastores y resineros.
Quiero adentrarme sierra adentro,
y recupero todos mis recuerdos
al encuentro de Salas, lago y espejo de mis sueños.
Carmen García
Me animáis a poner los míos de añoranza también. Lo escribí hace mucho tiempo y está de dedicado a Salas de los Infantes (Burgos) y a los Infantes de Lara. Me adentré en su historia como me he adentrado en los paisajes pero recordando los míos que dejé atrás.
LAGO Y ESPEJO DE MI TIERRA
He caminado por campos de Castilla
y el camino me ha llevado a tu encuentro.
No es fácil encontrar sombra en la llanura,
ni consuelo cuando sola pretendes
iniciar tu vuelo majestuoso por el cielo
en busca de retazos de tu niñez perdida,
en busca de claros manantiales, hondo recuerdo
de vivencias de niña en la espesura
de pinares inmensos, insondables.
Verde horizonte en lejanía.
Riscos impenetrables ganados pulso a pulso
en ascención heroica,
y una vez en las alturas,
todo el mar suspendido del cretácico,
convertido en masas arbóreas
de pinos, robles, sauces llorones,
hayedos, acebos y zarzales.
Caminos de verde hierba que acaricia,
lirios que nacen en las orillas del río,
truchas vivaces, pececillos,
aves que sobrevuelan y anidan
en las entrañas de la roca madre.
En la lejanía de las cumbres,
las raíces se incrustan en las piedras,
se enredan y tejen en sus moradas árboles,
té que perfuma y se extiende,
y abajo donde el monte quedó enano
contribuyen mil aromas a ensalzarlo.
Las abejas aprovechan todo el néctar
de las flores tan variadas de esta tierra.
Montes de espliego, lago y espejo de mi tierra.
De tomillo, mejorana, romero,
cantueso y poleo de los que mil abejas
se hacen eco, y beben tanto aroma
vertiendo en los claros manantiales del silencio,
contagiado, perfumando el agua de las fuentes,
frondosas en este mes de mayo.
Aligero mi peso soñando en el lago
y espejo de mi tierra.
Esta serranía que llevo en mis entrañas
como herencia de carretas, pastores y resineros.
Quiero adentrarme sierra adentro,
y recupero todos mis recuerdos
al encuentro de Salas, lago y espejo de mis sueños.
Carmen García
! Hola carmen! En un rato vacío he leído el poema que precede: es todo sentimiento, todo un abrazo a la tierra. Tu no pasas, tu te detienes; no se si en la distancia acaricia tu tierra, tierra adentro si es vierto que abrazas, todo cuanto en ella bulle, todos esos huertos visibles desde memorias hacia lejanías...
Me sucede: me ocurre igual: después de muchos años quise volver a mi tierra: no es la misma. pero yo la despierto en entonces, cuando pocoteníamos y nos conformabamos con bien poco.
Yo regresé 43 años después:! Dios que desierto! La alegría de los niños había desaparecido: no había niños, ni tan siquiera los que como yo fuimos niños: pos había engullido la ciudad. Hasta los pájaros; algunas especies habían desaparecido.
Si te cuento esto, es porque este domingo me acerco: unos asuntos me llevan y me hacen recordar, que allí nacía, y allí coreteé, por sus cuestas y llanuras, allí tirité de frío,, sudé y crecí en rebeldía, y esa si que me acompaña siempre, en mi afán de lo que quiero que sea y no es.
Me ha gustado el poema
Buenas noches y un abrazo.
Me sucede: me ocurre igual: después de muchos años quise volver a mi tierra: no es la misma. pero yo la despierto en entonces, cuando pocoteníamos y nos conformabamos con bien poco.
Yo regresé 43 años después:! Dios que desierto! La alegría de los niños había desaparecido: no había niños, ni tan siquiera los que como yo fuimos niños: pos había engullido la ciudad. Hasta los pájaros; algunas especies habían desaparecido.
Si te cuento esto, es porque este domingo me acerco: unos asuntos me llevan y me hacen recordar, que allí nacía, y allí coreteé, por sus cuestas y llanuras, allí tirité de frío,, sudé y crecí en rebeldía, y esa si que me acompaña siempre, en mi afán de lo que quiero que sea y no es.
Me ha gustado el poema
Buenas noches y un abrazo.
Estimado Libertad:
me fui de un pueblo maravilloso que se convertía en dos pueblos. Uno para vivir, Ciruelos del Pinar; y otro para estudiar, Maranchón. Y no quería pero la vida te lleva donde quiere y no te pregunta dónde te gustaría a ti quedarte. De los 11 a los 13 ya solo fue Madrid y más Madrid. Una lata. Pero a los trece, volví a mis raíces. No ya a Ciruelos ni a Maranchón, que únicamente estuve allí de acogida mientras mi padre trabajaba los pinos. Pero fueron unos pueblos maravillosos llenos de libertad, de aire y de cariño.
Tardé en volver a sus calles y plazas. Y cuando lo hice, habían encogido; eran pequeños esos pueblos tan grandes y tan luminosos. Había una oscuridad y una tristeza que me taladró el alma cuando volví. ¿Cómo es posible tanto silencio si no parábamos de gritar, llorar, reír y hasta teníamos los sueños en alta definición. Pero no había ya niños; fuimos los últimos niños para esos pueblos que tan prósperos y cálidos nos acogieron.
Yo quería ir a Siguenza, a Molina de Aragón o a Guadalajara, pero me tuve que conformar con mis querencias para mi, e ir a donde podían mis padres llevarme a estudiar. A Madrid.
Pero me fui y seguí pensando en lo que dejaba atrás y volví a mi verdadero pueblo ya solo en los veranos. ¡Son maravillosos los pueblos! ¡Qué despertar a la vida! Me recibió mi pueblo con los brazos abiertos como si estuviera esperando mi vuelta. Y aquel primer año me llevé a mi abuela conmigo para que disfrutara también de su pueblo, que Madrid no era ni para ella ni para mi. Y volvía a ser feliz mientras estaba allí pero mi felicidad era intermitente porque Madrid era mi vida cotidiana, y la que me incomunicaba de mis amigos y amigas de Ablanque. Algunos también iban a Madrid, pero no al mío. El suyo era otro distinto. Y yo no quise irrumpir en sus vidas madrileñas. Mi vida en Madrid era otra vida, era un satélite por llamarle astro, pero ni eso.
Como siempre me sucedía cuando era pequeña que mi mundo de Guadalajara, a pocos kilómetros, sufría un gran cataclismo. Eso sí era igual con 7 años que con 15años.
Cuando escribí ese poema "Salas de los Infantes: Un poema castellano", lo hacía con la intención de volver a mi tierra amparada en esta. Con mucha nostalgia pero pensando que allí, a pesar de la soledad, mis pueblos estaban bien. No tienen gente, decía, pero cuando vaya todo seguirá lo mismo. Los mismos pinares, las mismas gentes. No creí que ya no volvería a ver mi paraíso. Y lo ví a distancia quemarse al completo como si se tratase de una película en vivo y en directo. Se quemaba y no había nada que fuese capaz de apagar el fuego (porque no hubo medios) Solo estaba la balsa donde yo me bañaba, y fue muy poca cosa para tantas hectáreas de pinos que ardieron hasta que el fuego extinguió mi arboleda perdida y para siempre.
No es lo mismo que no puedas ir, pero que todo siga igual; a que cuando vuelvas ya no puedas ver la masa arbórea que existió y ya no es. Ya no es cuestión de tamaño, sino de ausencia. No puedes imaginar la impotencia de ver arder tu tierra televisada, y que siga y siga ardiendo sin que no haya nada capaz de acabar con el fuego. Cada día tenía la esperanza que el fuego acabaría pero acabó cuando solo quedó una hectárea de pinar. Y todo lo que quedó fue en los alrededores de la ermita del Buen Labrado de mi pueblo, no Labrador, que hay gente que cree que está mal escrito, Labrado y añaden un erre. El fuego se pudo controlar al llegar a la ermita y se salvó de la quema.
Si yo viví aquellos días negros así no me quiero imaginar el dolor de la gente que perdió a los suyos en tan trágico suceso.
Como puedes comprender yo seguí escribiendo, y mis palabras de tanta nostalgia, se volvieron ácidas y angustiosas y áridas por todo lo que el fuego, a causa del abandono de mi tierra, me arrebató. Quizás otro día la busque, ahora ya es hora de dormir.
Un saludo y hasta mañana.
Carmen
me fui de un pueblo maravilloso que se convertía en dos pueblos. Uno para vivir, Ciruelos del Pinar; y otro para estudiar, Maranchón. Y no quería pero la vida te lleva donde quiere y no te pregunta dónde te gustaría a ti quedarte. De los 11 a los 13 ya solo fue Madrid y más Madrid. Una lata. Pero a los trece, volví a mis raíces. No ya a Ciruelos ni a Maranchón, que únicamente estuve allí de acogida mientras mi padre trabajaba los pinos. Pero fueron unos pueblos maravillosos llenos de libertad, de aire y de cariño.
Tardé en volver a sus calles y plazas. Y cuando lo hice, habían encogido; eran pequeños esos pueblos tan grandes y tan luminosos. Había una oscuridad y una tristeza que me taladró el alma cuando volví. ¿Cómo es posible tanto silencio si no parábamos de gritar, llorar, reír y hasta teníamos los sueños en alta definición. Pero no había ya niños; fuimos los últimos niños para esos pueblos que tan prósperos y cálidos nos acogieron.
Yo quería ir a Siguenza, a Molina de Aragón o a Guadalajara, pero me tuve que conformar con mis querencias para mi, e ir a donde podían mis padres llevarme a estudiar. A Madrid.
Pero me fui y seguí pensando en lo que dejaba atrás y volví a mi verdadero pueblo ya solo en los veranos. ¡Son maravillosos los pueblos! ¡Qué despertar a la vida! Me recibió mi pueblo con los brazos abiertos como si estuviera esperando mi vuelta. Y aquel primer año me llevé a mi abuela conmigo para que disfrutara también de su pueblo, que Madrid no era ni para ella ni para mi. Y volvía a ser feliz mientras estaba allí pero mi felicidad era intermitente porque Madrid era mi vida cotidiana, y la que me incomunicaba de mis amigos y amigas de Ablanque. Algunos también iban a Madrid, pero no al mío. El suyo era otro distinto. Y yo no quise irrumpir en sus vidas madrileñas. Mi vida en Madrid era otra vida, era un satélite por llamarle astro, pero ni eso.
Como siempre me sucedía cuando era pequeña que mi mundo de Guadalajara, a pocos kilómetros, sufría un gran cataclismo. Eso sí era igual con 7 años que con 15años.
Cuando escribí ese poema "Salas de los Infantes: Un poema castellano", lo hacía con la intención de volver a mi tierra amparada en esta. Con mucha nostalgia pero pensando que allí, a pesar de la soledad, mis pueblos estaban bien. No tienen gente, decía, pero cuando vaya todo seguirá lo mismo. Los mismos pinares, las mismas gentes. No creí que ya no volvería a ver mi paraíso. Y lo ví a distancia quemarse al completo como si se tratase de una película en vivo y en directo. Se quemaba y no había nada que fuese capaz de apagar el fuego (porque no hubo medios) Solo estaba la balsa donde yo me bañaba, y fue muy poca cosa para tantas hectáreas de pinos que ardieron hasta que el fuego extinguió mi arboleda perdida y para siempre.
No es lo mismo que no puedas ir, pero que todo siga igual; a que cuando vuelvas ya no puedas ver la masa arbórea que existió y ya no es. Ya no es cuestión de tamaño, sino de ausencia. No puedes imaginar la impotencia de ver arder tu tierra televisada, y que siga y siga ardiendo sin que no haya nada capaz de acabar con el fuego. Cada día tenía la esperanza que el fuego acabaría pero acabó cuando solo quedó una hectárea de pinar. Y todo lo que quedó fue en los alrededores de la ermita del Buen Labrado de mi pueblo, no Labrador, que hay gente que cree que está mal escrito, Labrado y añaden un erre. El fuego se pudo controlar al llegar a la ermita y se salvó de la quema.
Si yo viví aquellos días negros así no me quiero imaginar el dolor de la gente que perdió a los suyos en tan trágico suceso.
Como puedes comprender yo seguí escribiendo, y mis palabras de tanta nostalgia, se volvieron ácidas y angustiosas y áridas por todo lo que el fuego, a causa del abandono de mi tierra, me arrebató. Quizás otro día la busque, ahora ya es hora de dormir.
Un saludo y hasta mañana.
Carmen
! Hola Carmen! ¿Me estás diciendo que eres nacida en Maranchón? Me refiero a Maranchón de Guadalajara: He pasado cerca de ese pueblo, yo no soy de muy lejos de ese pueblo, un alcarreño que también cayó en Madrid a muy temprana edad. Mi padre recuerdo que mencionaba ese pueblo... si es que se trata de esa provincia.
(Sigo leyendo: la sorpresa me ha llevado a interrumpir la lectura)
Leo Siguenza, Molina de Aragón, hqasta me dice algo Ablanque, por lo que pienso que si formas parte o has nacido en tierras alcarrelas.
Precisamente, Siguenza, la visité a mis ocho años, algún día te diré comoy porque: única salida de un pueblo llamado Valfermosos de Tajuña, hasta cinco años despues, una visita a Madrid y definitivamente, unos dos años mas tarde.
Precisamente, tambien: solo hace 15 días he pasado por Molina de Aragón, hacia Teruel, y en el trayecto como es naturán soñé, al pasar, por Torija, Trijueque, y otros lugares que visitaría después. Y,! claro que el corazón cambió su ritmo, cuando leí: Brihuega. Mi pueblo pertenece a esa ciudad, digna de ver... y famosa por sus encierros, que yo mismo he presenciado varias veces, y visitado otras, cuando el destino me ha acercado a mi tierra.
Y como anécdota, y por precisar un documento, he hablado por telefono, con Brihuega, hace solo cuatro días. Y otra vez precisamente: mañana temprano salgo para Valfermoso de Tajuña (pueblo en el que nací) en busca de dicho documento. Alli pongo algunos mensajes: está poco concurrido, si no es los fines de semana, fiestas, o ahora en el verano: aparte que salvo los de mi edad, apenas nadie me conoce.
Y otra casualidad.: El día del incencio, yo estaba en mi pueblo. Recuerdo que hacía mucho viento.
Pues amiga mía, si que me ha dado alegría, que alguien hable de mi tierra. hay alguien mas, de la pare de Gargoles. Firmaba por aquí: María y un numero que no recuerdo. Nada te extrañe de mi despieste: levo en esto foros mucho tiempo, y "conozco a tanta gente... varios, he tenido el placer, de conocerles personalmente.
Pasa por "pueblos de España" en mi pueblo,, de tarde en tarde me encontraras, cantando a mi tierra, en este caso sería NUESTRA.
Mientras tanto un abrazo.
Mañana, no dudes que soñaré que fui niño, y que un día regresé, y encontré el pueblo desierto: ya no jugaban los niños en la plaza.
(Sigo leyendo: la sorpresa me ha llevado a interrumpir la lectura)
Leo Siguenza, Molina de Aragón, hqasta me dice algo Ablanque, por lo que pienso que si formas parte o has nacido en tierras alcarrelas.
Precisamente, Siguenza, la visité a mis ocho años, algún día te diré comoy porque: única salida de un pueblo llamado Valfermosos de Tajuña, hasta cinco años despues, una visita a Madrid y definitivamente, unos dos años mas tarde.
Precisamente, tambien: solo hace 15 días he pasado por Molina de Aragón, hacia Teruel, y en el trayecto como es naturán soñé, al pasar, por Torija, Trijueque, y otros lugares que visitaría después. Y,! claro que el corazón cambió su ritmo, cuando leí: Brihuega. Mi pueblo pertenece a esa ciudad, digna de ver... y famosa por sus encierros, que yo mismo he presenciado varias veces, y visitado otras, cuando el destino me ha acercado a mi tierra.
Y como anécdota, y por precisar un documento, he hablado por telefono, con Brihuega, hace solo cuatro días. Y otra vez precisamente: mañana temprano salgo para Valfermoso de Tajuña (pueblo en el que nací) en busca de dicho documento. Alli pongo algunos mensajes: está poco concurrido, si no es los fines de semana, fiestas, o ahora en el verano: aparte que salvo los de mi edad, apenas nadie me conoce.
Y otra casualidad.: El día del incencio, yo estaba en mi pueblo. Recuerdo que hacía mucho viento.
Pues amiga mía, si que me ha dado alegría, que alguien hable de mi tierra. hay alguien mas, de la pare de Gargoles. Firmaba por aquí: María y un numero que no recuerdo. Nada te extrañe de mi despieste: levo en esto foros mucho tiempo, y "conozco a tanta gente... varios, he tenido el placer, de conocerles personalmente.
Pasa por "pueblos de España" en mi pueblo,, de tarde en tarde me encontraras, cantando a mi tierra, en este caso sería NUESTRA.
Mientras tanto un abrazo.
Mañana, no dudes que soñaré que fui niño, y que un día regresé, y encontré el pueblo desierto: ya no jugaban los niños en la plaza.
Libertad:
nací en Guadalajara pero mi primer pueblo fue Ablanque porque en él vivieron mis padres. Luego me llevaron a Madrid, a pasar el invierno. Y luego desde Ablanque iniciamos un itinerario por el Alto Tajo.
Primero, un bosque, un año. hoy hecho cenizas después de la quema iniciada el 16 de julio de 2005. Debió acabar hacia el día 20 o mas, no recuerdo.
Luego, Luzón, otro año.
Luego Ciruelos del Pinar, donde fue ya mi residencia durante varios años. Y Maranchón, porque teníamos que ir al colegio de todos los pueblos de la zona e íbamos en autobús escolar. La mayoría éramos hijos de resineros. Nosotros en los inviernos nos íbamos a Madrid. Asi que siempre viajando, y sin coche. En autobús también, o en los coches de mis tíos.
Y al colegio de Maranchón iban de Luzón, Anquela del Ducado, Selas, Anguita, Ciruelos, Tobillos y Mazarete. Quizás alguno más. Pero era mi colegio, el mejor colegio que tuve nunca y ahora solo tiene 8 o 9 alumnos; y eso porque fueron a vivir de otros inmigrantes de otros lugares al pueblo.
Pero el resto de los pueblos, son pueblos de verano solamente; y la gente, mucha gente, incluso algunos alcaldes, viven en Guadalajara, Siguenza, Molina, etc...
Van una o dos veces por semana los secretarios, que tampoco residen cerca. Las consultas médicas, una o dos veces por semana; y el pan lo llevan en furgonetas de venta ambulante con otros comestibles. Ya dejaron hace mucho de cocer pan en estos pueblos. Uno que cueza surte al resto.
Sin embargo yo necesité certificados de nacimiento de mi abuelo y todo lo tramité por carta. Resulta que mi abuelo nació en Torremocha del Pinar, pueblo que no conozco, pero muriò en Mathausen (Austria) y en su certificado de nacimiento no constaba la defunción. Así que tramité documentos sin descanso hasta conseguir una partida de nacimiento donde constase la defunción y después de mucho tramitar lo conseguí. ¡Qué menos que una persona tenga todos sus papeles en España, sin depender de otros países! En su certificado solo hay el nombre, los apellidos; y ahora su anotación marginal de defunción emitida por Alemania e impresa por el juez de paz de Torremocha del Pinar. Ni mas palabras, ni más firmas le dieron en su pasaporte al cielo. Pero vivimos con su recuerdo siempre.
Mis documentos los tuve que conseguir através de Cruz Roja Internacional que me mandaron los cerficados que dicen que mi abuelo murió en el campo de concentración de Mathausen, en alemán y traducido por Cruz Roja al español. Todavía tengo otros documuentos en Madrid escritos en francés procedentes de Francia, de cuando le deportaron; pero no he ido a por ellos. Los traduciré con el gooble y no se qué mas datos me van a aportar de una vida invisible desde que saliera de España al acabar la guerra. Era republicano y se fue a buscar un rayo de esperanza pero le falló. Se apagó su estrella para siempre. Y no volvió.
Gracias a sus hermanos que vivían en Francia (no se donde) le tramitaron lo necesario para que mi abuela Francisca cobrase lo que legalmente le pertencía de quien le segó la vida. Y mi abuela no podía llorar, se le acabaron todas las lágrimas de que disponía, pero tuvo que vivir y sufrir sin lágrimas. Petrificada por el dolor. Aunque nosotros, sus nietos lo templamos pues siempre nos tuvo en su piso cuyas ventanas daban al campo del Rayo Vallecano. Hubo un tiempo en que yo iba a dormir con ella todos los días. A pie o en coche desde mi barrio.
Un saludo
nací en Guadalajara pero mi primer pueblo fue Ablanque porque en él vivieron mis padres. Luego me llevaron a Madrid, a pasar el invierno. Y luego desde Ablanque iniciamos un itinerario por el Alto Tajo.
Primero, un bosque, un año. hoy hecho cenizas después de la quema iniciada el 16 de julio de 2005. Debió acabar hacia el día 20 o mas, no recuerdo.
Luego, Luzón, otro año.
Luego Ciruelos del Pinar, donde fue ya mi residencia durante varios años. Y Maranchón, porque teníamos que ir al colegio de todos los pueblos de la zona e íbamos en autobús escolar. La mayoría éramos hijos de resineros. Nosotros en los inviernos nos íbamos a Madrid. Asi que siempre viajando, y sin coche. En autobús también, o en los coches de mis tíos.
Y al colegio de Maranchón iban de Luzón, Anquela del Ducado, Selas, Anguita, Ciruelos, Tobillos y Mazarete. Quizás alguno más. Pero era mi colegio, el mejor colegio que tuve nunca y ahora solo tiene 8 o 9 alumnos; y eso porque fueron a vivir de otros inmigrantes de otros lugares al pueblo.
Pero el resto de los pueblos, son pueblos de verano solamente; y la gente, mucha gente, incluso algunos alcaldes, viven en Guadalajara, Siguenza, Molina, etc...
Van una o dos veces por semana los secretarios, que tampoco residen cerca. Las consultas médicas, una o dos veces por semana; y el pan lo llevan en furgonetas de venta ambulante con otros comestibles. Ya dejaron hace mucho de cocer pan en estos pueblos. Uno que cueza surte al resto.
Sin embargo yo necesité certificados de nacimiento de mi abuelo y todo lo tramité por carta. Resulta que mi abuelo nació en Torremocha del Pinar, pueblo que no conozco, pero muriò en Mathausen (Austria) y en su certificado de nacimiento no constaba la defunción. Así que tramité documentos sin descanso hasta conseguir una partida de nacimiento donde constase la defunción y después de mucho tramitar lo conseguí. ¡Qué menos que una persona tenga todos sus papeles en España, sin depender de otros países! En su certificado solo hay el nombre, los apellidos; y ahora su anotación marginal de defunción emitida por Alemania e impresa por el juez de paz de Torremocha del Pinar. Ni mas palabras, ni más firmas le dieron en su pasaporte al cielo. Pero vivimos con su recuerdo siempre.
Mis documentos los tuve que conseguir através de Cruz Roja Internacional que me mandaron los cerficados que dicen que mi abuelo murió en el campo de concentración de Mathausen, en alemán y traducido por Cruz Roja al español. Todavía tengo otros documuentos en Madrid escritos en francés procedentes de Francia, de cuando le deportaron; pero no he ido a por ellos. Los traduciré con el gooble y no se qué mas datos me van a aportar de una vida invisible desde que saliera de España al acabar la guerra. Era republicano y se fue a buscar un rayo de esperanza pero le falló. Se apagó su estrella para siempre. Y no volvió.
Gracias a sus hermanos que vivían en Francia (no se donde) le tramitaron lo necesario para que mi abuela Francisca cobrase lo que legalmente le pertencía de quien le segó la vida. Y mi abuela no podía llorar, se le acabaron todas las lágrimas de que disponía, pero tuvo que vivir y sufrir sin lágrimas. Petrificada por el dolor. Aunque nosotros, sus nietos lo templamos pues siempre nos tuvo en su piso cuyas ventanas daban al campo del Rayo Vallecano. Hubo un tiempo en que yo iba a dormir con ella todos los días. A pie o en coche desde mi barrio.
Un saludo
! Hola carme, hablaremos oro día,: salgo para la provincia, mañana temprano, quiero dejar, la huerta-jardín regada SU decirte, que he leido sobre Mathausen, y otros campos, y los sufrimientos, de quienes lucharon por la libertad, de quines tenías su ideales... y lo he leido, mucho antes de que aquí en este país se permitiera un poco: y digo un poco, porque por doquier, se pretende falsear la historia: Voces calladas despiertan.
Hablaremos otro día de esto, entre los despropositos del régimen que sufrimos, coleccioné en parías fotos, y todo cuanto caia en mis manos, sobre los republicanos exiliados, fotos horribles, y me fueron arrebatadas en la frontera; te estot hablando de los años 70. Lo he contado, y no se me cree.: hasta se me arrebató un libro en francés, que habla del cordobés. de un tal Dominique La pierre, lamado: OU TU PORTERAS MON DEUIL. que viene a decir. TU LLEVARAS LUTO POR MÍ. Creo que fue en el año 68. Lo volvía acomprar, y al final lo pasé.; por ahi lo tengo en alguna parte.
Ya hasta la vuelta, un abrazo.
Hablaremos otro día de esto, entre los despropositos del régimen que sufrimos, coleccioné en parías fotos, y todo cuanto caia en mis manos, sobre los republicanos exiliados, fotos horribles, y me fueron arrebatadas en la frontera; te estot hablando de los años 70. Lo he contado, y no se me cree.: hasta se me arrebató un libro en francés, que habla del cordobés. de un tal Dominique La pierre, lamado: OU TU PORTERAS MON DEUIL. que viene a decir. TU LLEVARAS LUTO POR MÍ. Creo que fue en el año 68. Lo volvía acomprar, y al final lo pasé.; por ahi lo tengo en alguna parte.
Ya hasta la vuelta, un abrazo.