! Hola Luz! Es bien cierto que hay viajeros, para los...

CONGOJA

Un bramido ronco y sin pudores
escapa de la garganta en un quejido,
la noche me hizo hueco en su nido
para recoger mi congoja y mis dolores.

En ti sal de mi alma y mi vida
busqué de la luz sus resplandores
con fe ciega te creí amor de mis amores
y con ternura acogi la caricia consentida.

Mi sangre se hizo ríos sin medida
para conquistar tu beso y tu cielo
sin ver que tan solo dejabas heridas
como el sembrador semillas en el suelo.

Y clamé con el puño cerrado en vuelo
a la noche eterna que preñó mis ojos
con tanta desventura y tantos despojos
sin que otra alborada brillase en mi cielo.

La caricia que fue anhelo y ceguera
buscada entre mares de frío hielo
quedó para siempre sin más celo
que ceniza al apagarse la altiva hoguera.

Luz Parras.

! Hola Luz! Es bien cierto que hay viajeros, para los que siempre es noche cerrada, y que jamas despiertan al grito de rocío. Viajeros que ponen piedras en las llanuras, y que jamás sabrán de la fuerza de un suspiro.! Allá ellos si no descubren los vientos que enternecen! Les "convendía..."

CONVENDRÍA SABER...

La noche cerro como un cerrojo
su niñez. la gran herida
brotó en los tempranos rastrojos
en el llanto abrasador en mil espigas.
Cesó la luz aquel día, de pronto,
en los olivares y verde viñas:
sombra vil, rugir de plomo
y quejido lastimero en la campiña
Ríos: ríos de llanto en mil ojos.
Lágrimas mil:! Ah lágrimas niñas
cuando silencios de arados rotos
de su reja creadora...!! Ah la ira!

! Ah los sueños crecidos y sollozos
mil creciendo en sendas ateridas
en escasez de cordura!! Ah el polvo
denso y cruel en la senda ría!...
Así adquirió la costumbre de estar solo
en el viento tenaz que tanto gira.
Pronto supo de andenes de lo amargo
Enseguida de su atada que gemía
a la par del dolor en su costado:
poca luz encontró a su medida.

Aprendió de los hombres, de sus pasos
avanzando, como callan como gritan,
como hacen de las albas cruel ocaso
por las sendas mil e ingratas de la vida
Que dolor hacia siempre tan brotado
des las mil lecciones aprendidas
a guardar para siempre aún sangrando
desde el temprano piar de golondrinas.

Convendría: Convendría saber, por el campo
era tristeza, y las palomas huían.
Convendría saber de el silencio helado
que le duele dese ayer hasta este día.
libertad