LUZ DE CANDÍL
Tú que no recogiste mi canto
cuando mi voz te imploraba febríl,
mis ojos se anegaron de llanto
y mis días se tiñeron de añil.
De azucenas llené los brazos
y con gesto dulce, casi infantíl,
soñé que me acogías en tus brazos
bajo la luz mortecina de un candíl.
Mi sueño se quedó en la nada
y muertas las azucenas que cogí,
mi voz tú ya no la escuchabas
¡Y cuanto mis ojos lloraron por tí!
Mi alma se quedó atardecida
y mi corazón se cerró a todo canto,
la palabra quedó en mi boca dormida
para no gritar mi dolor y mi quebranto.
Ya no te imploran mis ojos amor,
ya no te piden una palabra de cariño,
me dejaste perdida igual que un niño
llevando a cuestas tan solo mi dolor.
Tú que no recogiste mi canto
cuando mi voz te imploraba febríl,
mis ojos se anegaron de llanto
y mis días se tiñeron de añil.
De azucenas llené los brazos
y con gesto dulce, casi infantíl,
soñé que me acogías en tus brazos
bajo la luz mortecina de un candíl.
Mi sueño se quedó en la nada
y muertas las azucenas que cogí,
mi voz tú ya no la escuchabas
¡Y cuanto mis ojos lloraron por tí!
Mi alma se quedó atardecida
y mi corazón se cerró a todo canto,
la palabra quedó en mi boca dormida
para no gritar mi dolor y mi quebranto.
Ya no te imploran mis ojos amor,
ya no te piden una palabra de cariño,
me dejaste perdida igual que un niño
llevando a cuestas tan solo mi dolor.
! Hola luz! Brillan tus flores, jamás atardecen.
Por mi parte, hoy he elegido, y pedazo de lejana geografía donde, ctrepitar en nostalgias: alguien a escrito algo: Algo me ha lanzado contra una muy lejana alborada.
Versos engrandecidos, y firmes, los tuyos amiga mía.
otero día buscaré yo mis alondras, o ruiseñores entre zarzales, sin dejar de pensar que en alguna parte, hay violetas que esperan ser admiradas. Tiempo habrá de plantar una flor.
Mi abrazo.
Por mi parte, hoy he elegido, y pedazo de lejana geografía donde, ctrepitar en nostalgias: alguien a escrito algo: Algo me ha lanzado contra una muy lejana alborada.
Versos engrandecidos, y firmes, los tuyos amiga mía.
otero día buscaré yo mis alondras, o ruiseñores entre zarzales, sin dejar de pensar que en alguna parte, hay violetas que esperan ser admiradas. Tiempo habrá de plantar una flor.
Mi abrazo.